De origen umbro (se cree que nació en Asís o en todo caso en las verdes
llanuras de la Umbría italiana), su padre se arruinó en el año 40 a. C.
con las confiscaciones de tierras de las guerras civiles, por lo que muy
joven aún tuvo que marchar a Roma a buscar fortuna estudiando leyes y
como orador. El amor de Cintia, una liberta o tal vez una cortesana,
hizo brotar en él el gusto por la poesía y, al pùblicarse su primer
libro de poemas, fue llamado al círculo literario de Cayo Cilnio
Mecenas, donde conoció a Virgilio y a Ovidio.
Al contrario que la poesía de su contemporáneo Tibulo, con quien se le suele emparejar, Propercio imita la poesía neotérica alejandrina, y en especial a Calímaco, cuyo elaborado estilo y erudición mitológica sigue en ocasiones.
Sus versos le granjearon la ayuda de Augusto y de Mecenas y la amistad
de poetas como Ovidio y Virgilio. Imitó a los alejandrinos,
especialmente a Calímaco, de quien tomó el afán por la erudición y el
estilo preciosista. Dio a la mitología un valor artístico, de tal manera
que los temas cobran nueva forma y sentido a través de su pasión de
poeta, de su concepto trágico del amor y de su imaginación llena de
patetismo. Su obra se compone de cuatro libros de
Elegías, que contienen sus poemas amorosos (dedicados a Cintia), anacreónticos y de circunstancias, así como cartas.