miércoles, 8 de noviembre de 2017

Filosofía de la ciencia

La filosofía de la ciencia investiga el conocimiento científico y la práctica científica. Se ocupa de saber, entre otras cosas, cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas, y de saber si la ciencia es capaz de revelar la verdad de las «entidades ocultas» (o sea, no observables) y los procesos de la naturaleza. Son filosóficas las diversas proposiciones básicas que permiten construir la ciencia.

Por ejemplo:

La realidad existe de manera independiente de la mente humana (tesis ontológica de realismo).
La naturaleza es regular, al menos en alguna medida (tesis ontológica de legalidad).
El ser humano es capaz de comprender la naturaleza (tesis gnoseológica de inteligibilidad).

Si bien estos supuestos metafísicos no son cuestionados por el realismo científico, muchos han planteado serias sospechas respecto del segundo de ellos1​ y numerosos filósofos han puesto en tela de juicio alguno de ellos o los tres.2​ De hecho, las principales sospechas con respecto a la validez de estos supuestos metafísicos son parte de la base para distinguir las diferentes corrientes epistemológicas históricas y actuales. De tal modo, aunque en términos generales el empirismo lógico defiende el segundo principio, opone reparos al tercero y asume una posición fenomenista, es decir, admite que el hombre puede comprender la naturaleza siempre que por naturaleza se entienda "los fenómenos" (el producto de la experiencia humana) y no la propia realidad.

Empirismo lógico

El empirismo lógico o racional, también llamado neopositivismo o positivismo lógico, es una corriente en la filosofía de la ciencia que surgió durante el primer tercio del siglo XX, alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de Viena (Wiener Kreis en alemán). Si el positivismo defendía el método científico como única forma válida de conocimiento, el neopositivismo va un paso más allá, y limita el método científico a lo empírico y verificable.

Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia que abarca principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su tesis más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente significativo solo si posee un método de verificación empírica o es analítico, tesis conocida como "del significado por verificación". Solo los enunciados de la ciencia empírica cumplen con el primer requisito, y solo los enunciados de la lógica y las matemáticas cumplen con el segundo. Los enunciados típicamente filosóficos no cumplen con ninguno de los dos requisitos, así que la filosofía, como tal, debe pasar de ser un supuesto cuerpo de proposiciones a un método de análisis lógico de los enunciados de la ciencia.

Las posiciones de los empiristas lógicos respecto de algunos temas claves de la filosofía de la ciencia (el origen del sentido de los enunciados, la puesta a prueba de las teorías, el concepto de explicación científica y la unidad de la ciencia, entre otros) se conocen con el nombre colectivo de "concepción heredada" (received view).

El Círculo de Viena

El círculo de Viena (en alemán Wiener Kreis), también conocido como el Círculo de Viena para la concepción científica del mundo, fue un movimiento creado por el Dr. Johan Craidoff y Moritz Schlick en 1922 en Viena. Sus bases consideraban la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo que es ciencia y lo que no lo es.

Propusieron utilizar un lenguaje común que debía ser elaborado por la filosofía, basándose en el lenguaje de la física. Así, para ellos, la filosofía era una disciplina ligada a la lógica y abogaban por una concepción científica del mundo.

El empirismo lógico o racional, también llamado neopositivismo o positivismo lógico, es una corriente en la filosofía de la ciencia que surgió durante el primer tercio del siglo XX, alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de Viena (Wiener Kreis en alemán). Si el positivismo defendía el método científico como única forma válida de conocimiento, el neopositivismo va un paso más allá, y limita el método científico a lo empírico y verificable.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Leonardo de Pisa y la sucesión de Fibonacci

Leonardo de Pisa, también conocido como Leonardo Bigollo o, más popularmente, como Fibonacci fue un importante matemático italiano que vivió en Pisa entre los años 1170 y 1250. Su fama proviene, precisamente, de la difusión de su sistema de numeración indo-arábigo que aún es utilizado en la actualidad y por la conocida sucesión de Fibonacci.

Debido a la importancia del pensamiento matemático árabe, Fibonacci viajó a través de diferentes países del mediterráneo para estudiar con los principales matemáticos árabes de su tiempo.

Teniendo como base lo estudiado allí, público su obra "Liber Abaci", en la que mostró por primera vez la importancia del nuevo sistema de numeración en aplicación a campos como la contabilidad, la conversión de medidas, el cambio de moneda o el cálculo. Así, en el Liber Abaci, Fibonacci describe el cero, la notación posicional, la descomposición de los números en factores primos y los criterios de divisibilidad de los mismos.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Las escuelas médicas de Alejandría

Hacia el año -300 las escuelas médicas se trasladaron a Alejandría. Dos de los mejores médicos crearon allí sus escuelas: Herófilo y Erasistrato, fundaron la anatomía y la fisiología como ciencias. Estas escuelas, a diferencia de las griegas, eran más conocidas por el nombre de sus fundadores.

Estos médicos abandonaron la medicina hipocrática y se caracterizaron por su alejamiento tanto de los hipocráticos como de los aristotélicos. Su contribución al desarrollo de la medicina fue de carácter anatómico, practicaron disecciones de cadáveres humanos, algo hasta entonces no documentado, y con ello concedieron una mayor importancia a los conocimientos anatómicos, que hasta entonces habían sido ignorados.


Herófilo de Calcedonia.

Nació en el último tercio del siglo IV, en Bitinia, ejerció de médico en Alejandría, donde alcanzó cierto prestigio. Es considerado el primer anatomista. Escribió un tratado de varios volúmenes, que no se ha conservado. Realizó descripciones detalladas de órganos humanos, probablemente de sus observaciones de cadáveres diseccionados. Describe con detalle el ojo, las meninges y los órganos genitales. Dio nombre al duodeno.

Los rayos T, más seguros y versátiles que los X

Leganés, una ciudad situada al sudoeste de Madrid, no es Silicon Valley. Pero desde allí también es posible alumbrar y hacer crecer una empresa de tecnología punta que se sitúe a la cabeza de la innovación en un terreno tan poco conocido hasta ahora como la radiación de teraherzios. La empresa en cuestión es Luz WaveLabs, creada en 2013 por Rubén Criado, sobre la base de su tesis doctoral en la universidad Carlos III de Madrid. Dando por hecho que la mayoría de los mortales desconocemos las nociones mínimas de la electrónica y la fotónica como para entender de qué habla Criado cuando se entusiasma con las posibilidades de los rayos T, lo mejor es recurrir a los ejemplos comparándolos con los archiconocidos rayos X. Estos son una forma de radiación electromagnética que puede atravesar objetos, de ahí su extendida utilización en medicida (las radiografías) y en dispositivos de seguridad para ver los contenidos de un recipiente cerrado. El problema con los rayos X es que pueden producir alteraciones en la materia y, dependiendo de la dosis, incluso provocar cáncer en los seres humanos. Los rayos T son también radiaciones electromagnéticas con unas propiedades similares a los rayos X, pero al portar menos energía no alteran la materia y, por lo tanto, resultan inocuos. Si hasta ahora esta radiación por teraherzios no ha sido más utilizada es porque sus costes son muy elevados, no se sabía cómo amplificar la calidad de la señal y requieren unas capacidades técnicas complejas. Unas limitaciones que pueden pasar a la historia en un futuro muy cercano si iniciativas como las de Luz WaveLabs continúan desarrollándose.