jueves, 11 de mayo de 2017

La Felicidad desde un punto de vista filosofico

“¿qué podría yo hacer para ser feliz? Esta pregunta estuvo en el origen de la ética en Grecia. Los filósofos encontraron distintas respuestas, lo cual demuestra que, como decía Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias.

 Tres respuestas se perfilan en esta época, que permanecen hasta nuestros días:  

    *Ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo).

    *Ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie.

    *Ser feliz es experimentar placer y conseguir evitar el dolor (hedonismo).

  Entre el eudemonismo y el hedonismo existe un desacuerdo de fondo, del que son buen ejemplo Aristóteles y Epicuro. Aristóteles considera que ser feliz es ser hombre en el más pleno sentido de la palabra. Por eso, si hay una actividad que nos distingue como hombres, ser feliz consistirá en ejercerla. Epicuro se preguntará qué es lo que mueve a los hombres a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo. El placer (hedoné) es, según él, lo que los mueve.Los hedonistas creen que la felicidad consiste en el placer, y los eudemonistas, que consiste en la autorrealización, que a veces proporciona placer y a veces no, porque el placer consiste en una satisfacción sensible, y las acciones que nos realizan no siempre proporcionan una satisfacción sensible.

El estoicismo y la felicidad

El que busca la felicidad intentando cumplir sus sueños casi siempre fracasa. Los sueños más materiales dejan de serlo pronto y no satisfacen, justamente por ser materiales; los más sublimes no se cumplen o funcionan mal luego de un corto período de ilusión. Muchos jamás tendremos oportunidad de plantearnos estas disquisiciones. Tenemos que seguir adelante con sueños imposibles como inspiración, pero no como fuente de felicidad.

Buda descubrió que la fuente del dolor es el deseo; el deseo de alcanzar un objetivo como prerrequisito sine qua non para ser felices (o para suprimir el dolor) es un contrasentido. Marco Aurelio escribió: "Todo es mezquino, efímero y está a punto de perecer" (Meditaciones, VI, 36). Y aun así reafirmó el valor de la voluntad humana en un mundo que no está hecho para satisfacerla. En el medio de esta devastación que es el mundo, en el medio de la desesperación, de la indiferencia, de la muerte sin sentido, tenemos que encontrar felicidad y sentido, que serán momentáneos, efímeros, preciosos como pequeñas gemas únicas entre el barro.

Estoicismo filosofía para la vida

En este artículo se muestra de forma muy clara y resumida como el Estoicismo puede estar presente en la vida moderna.

"El estoicismo nació como escuela filosófica en Atenas – aproximadamente en el año 300 a.C.- de la mano de Zenón de Citio, que la estableció en el llamado Pórtico de las Pinturas (Stoà poikíle), pues estaba decorado con unos cuadros de Polignoto. Esta doctrina surge como intento de sintetizar y aprovechar los aspectos más positivos de las distintas escuelas filosóficas que se movían en la Atenas de aquella época. Una Atenas que ya ha perdido su protagonismo político en manos de Macedonia, pero sigue siendo una ciudad bulliciosa, que se resiste a perder su prestigio como foco de cultura y como punto de referencia de una civilización como la griega, que estaba atravesando un momento de profundos cambios. Sócrates hace ya cien años que ha sido condenado y ejecutado, y sus discípulos – y los discípulos de éstos- han interpretado, cada cual a su manera, las enseñanzas del maestro. El estoicismo toma como referencia directa a Sócrates, pero no en su aspecto intelectual, sino en la importancia que daba éste a la práctica de la virtud. También recibió una fuerte influencia de la Escuela Cínica, así como de Platón, Heráclito, etc.; pero siempre haciendo hincapié en que el aspecto debe ser más práctico que teórico.

lunes, 8 de mayo de 2017

Mausoleo de Halicarnaso

El Mausoleo de Halicarnaso o el Sepulcro de Mausoleion (en griego Μαυσωλεῖον τῆς Ἁλικαρνασσοῦ) fue un monumento funerario suntuoso construido entre el año 353 a. C. y el 350 a. C.1 en Halicarnaso (actualmente Bodrum, Turquía) para Mausolo, un sátrapa del Imperio persa. La estructura fue encargada por su esposa y hermana, Artemisia II de Caria, a los arquitectos griegos Sátiro de Paros y Piteo.

El mausoleo medía aproximadamente 45 metros de altura, y cada una de las cuatro plantas estaba adornada con relieves escultóricos creados por cada uno de los escultores griegos Leocares, Briaxis, Escopas de Paros y Timoteo. La estructura del mausoleo fue considerada un gran triunfo estético, tanto que Antípatro de Sidón lo consideró como una de las Siete Maravillas del Mundo. Esta edificación, asimismo, indica una nueva tendencia hacia lo monumental en el arte del período pos-clásico o helenístico.

La palabra mausoleo actualmente se utiliza para referirse a un monumento funerario y sepulcro suntuoso.

Scopas

Escopas o Scopas (en griego, Σκόπας, Skópas) (h. 380–330 a. C.) es un célebre escultor y arquitecto clásico griego del siglo IV a. C. Praxíteles, Lisipo y Escopas son los tres grandes escultores representativos de la segunda fase del clasicismo.

Biografía

Nació en la isla de Paros, en las Cícladas. Trabajó el mármol de las famosas canteras de su isla natal. Escopas estuvo muy activo en el periodo de 395 a. C. al 350 a. C. y trabajó casi exclusivamente en Grecia. Intervino en el mausoleo de Halicarnaso. Se encargó de la reconstrucción del Templo de Atena Alea en Tegea (la Arcadia), destruido por un incendio en 395 a. C. Pausanias estima que el edificio "supera con mucho a todos los templos del Peloponeso por su disposición y en particular por su talla" (VIII, 45, 4). Entre los temas mitológicos abordados figuran la caza del jabalí de Calidón (frontón de la fachada) y el combate de Aquiles contra Télefo (frontón trasero). También intervino en el Templo de Artemisa en Éfeso. Colaboró con Praxíteles, Leocares, Briaxis y Timoteo.

Estilo e influencia

jueves, 4 de mayo de 2017

Tomás López (cartógrafo)

Tomás López sabio, mezcla de artesano y científico, que creó cientos de mapas de tierras españolas y de otras más lejanas que hoy día se consideran objeto de coleccionista, fue uno de nuestros cartógrafos más célebre. Sus libros siguen destilando pasión por la geografía y, cómo no, por la cuantificación y la estadística.

De la mano de López surgieron obras maestras como diversos Atlas de España y Portugal, mapas de lejana Luisiana, mapas africanos, obras cosmográficas, libros sobre la enseñanza de la geografía, algunos tan curiosos como cierto manual para realizar ejercicios geográficos sobre globos terráqueos y otros más lúdicos como cierta cartografía sobre el itinerario de Don Quijote. La suya fue una vida dedicada por completo a la ciencia geográfica y a la cartografía. Tomás López de Vargas Machuca, madrileño nacido en 1730 y fallecido igualmente en la capital española en 1802, desarrolló su actividad a lo largo del siglo XVIII al servicio de la Corona.

Tras estudiar matemáticas, lenguas y letras en el Colegio Imperial de Madrid, y dado su reconocido talento ya desde muy temprano, el joven Tomás marchó a París. Contaba entonces con poco más de veinte años y, en la capital francesa, absorbe con pasión todos los conocimientos geográficos y técnicos que sus maestros, y las grandes bibliotecas, pusieron a su disposición. Y, además, conoce allí a la que se convertirá en su mujer. Aquella no fue una aventura solitaria ni romántica, sino una etapa de pasión por el saber que estuvo muy bien dirigida desde España. El protagonista de todo aquello era el marqués de la Ensenada, que en 1752 decide enviar a cierto grupo de jóvenes talentos a París, con el encargo de que aprovecharan al máximo su estancia para aprender y cultivarse en las artes y las ciencias.

martes, 2 de mayo de 2017

El elemento coronio

En el largo proceso por el que se ha ido estableciendo la identidad de los elementos químicos, han aparecido en multitud de ocasiones errores de identificación de todo tipo. Por ejemplo, a partir de las observaciones del espectro luminoso de una nebulosa llevadas a cabo por el astrónomo británico William Huggins en 1864, se propuso la existencia de un elemento desconocido al que se llamó nebulio. En 1927 se demostró que no era así, sino que el rastro extraño descubierto con el espectroscopio correspondería a cierta forma de oxígeno ionizado (O2+).

Pero, sin duda, el elemento químico “imaginario” que más me ha llamado la atención fue el enigmático coronio. En observaciones del espectro de luz de la corona solar llevadas a cabo durante el eclipse de sol del 7 de agosto de 1869, se registró un línea verde de emisión correspondiente a una longitud de onda de 530,3 nm (línea coronal 1474 K). Este hecho fue observado de forma independiente tanto por el astrónomo estadounidense Charles Augustus Young, como por su compatriota, de origen escocés, William Harkness. Como la presencia de esa línea en el espectro de la corona solar no parecía corresponder a ningún elemento conocido, se estableció que se podría estar ante la presencia de un nuevo elemento, al que se llamó, por motivos obvios, como coronio. Hasta bien entrado el siglo XX, ya en los años treinta, no se estableció que, en realidad, el coronio no existía, sino que se trataba de átomos de hierro fuertemente ionizados (Fe13+). Del interés despertado por este elemento cabe recordar algunos recortes de la época, como éste de Octaviano Romero, de mayo de 1902, procedente de la revista El Mundo científico:

Monedas de piedra

En el mundo real se han empleado moneda  fabricadas con piedra.
Diversas culturas a lo largo de la historia han utilizado elementos de piedra a modo de moneda de cambio pero, sin duda, uno de los casos más singulares es el de la isla de Yap o, mejor dicho, las cuatro islas de Yap, prácticamente unidas entre sí, levantadas sobre una estructura coralina común en el océano Pacífico.

Los misioneros españoles nos han dejado crónicas sobre la vida en Yap a lo largo del siglo XIX en las que se muestra su sorpresa por cómo entendían, y todavía entienden, el concepto de dinero los lugareños. Eso fue en la época en que la isla, junto con todas las Carolinas, perteneció a España, antes del lío con Alemania que terminó con una venta un tanto rocambolesca. Hoy Yap forma parte de los Estados Federados de Micronesia.

Para los habitantes de Yap, tanto hoy como hace siglos, las piedras-moneda constituyen su principal elemento de identidad cultural, tanto que incluso una de esas piedras ilustra el escudo de las islas.