martes, 2 de diciembre de 2014

Salustio

Gayo Salustio Crispo (en latín Gaius Sallustius Crispus), más conocido como Salustio (n. 1 de octubre de 86 a. C., en Amiternum – 13 de mayo de 34 a. C., en Roma), fue un historiador romano.

Por su obra es considerado como uno de los más importantes historiadores latinos del siglo I a. C. y de toda la latinidad.

Vida política

 Perteneciente a una conocida familia plebeya, Salustio tuvo una infancia y juventud enfermizas. Su familia se trasladó bien pronto a Roma, donde Salustio pudo comenzar su carrera política.
De hecho, en sus escritos será bastante crítico con la corrupción de las costumbres, que había tenido ocasión de observar durante su formación en Roma, lamentando la pérdida de los valores antiguos (pristinae virtutes) del pueblo romano. En esos años mostró una inclinación hacia la filosofía, en especial el Pitagorismo. a través de la escuela de Publio Nigidio Fígulo.

Cursus honorum



Ganó las elecciones a cuestor del año 54 a. C. y fue elegido tribuno de la plebe en 52 a. C., el mismo año en que Clodio fue asesinado en una reyerta callejera por los seguidores de Milón. Sin embargo, no siguió una carrera política normal, pues saltó varios puestos. Esto se puede deber a su condición de homo novus (plebeyo que accede a cargos propios de los patricios) y su cercanía a Julio César. Incluso se especula sobre una posible relación de clientela con Marco Licinio Craso, que le hubiera abierto las puertas a cargos políticos y que le habría confiado información que emplea en sus obras.

En el 52 a. C. fue tribuno de la plebe, precisamente el año en que Publio Clodio Pulcro fue asesinado por Milón. Por entonces, el ambiente en Roma estaba enrarecido debido a la lucha entre optimates y populares, que había desembocado en verdaderas peleas entre bandas armadas. César se propuso como líder de la facción popular, aun cuando la guerra contra los galos lo mantenía alejado. Salustio tomó su partido y se opuso a Milón y con él a Cicerón. Se cree también que Milón era contrario a Salustio por motivos personales: años antes había sido sorprendido cometiendo adulterio con la mujer de Milón, delito por el que había sido fustigado y pagar una multa.

En el proceso por homicidio, Cicerón defendió a Milón, pero no logró pronunciar su discurso por el tumulto de la turba y por temor a los compañeros de Clodio que se encontraban en el foro. Milón fue condenado al exilio.

En el año 51 a. C., Salustio fue elegido senador, donde mantuvo el apoyo que había dado al partido de César en la lucha contra Pompeyo. No obstante su amistad con César, un año después fue expulsado del Senado por el censor Apio Claudio Ceco bajo la acusación de inmoralidad grave. Se trató más bien de una venganza política actuada por parte de la oligarquía senatorial, y en particular por Apio Claudio y por Lucio Calpurnio Pisón, censores aquel año, que además eran declarados pompeyanos.

Jefe del partido cesariano y propretor en África

La Numidia, convertida en provincia después de la Guerra Civil con el nombre de Africa nova.
Inmediatamente tras la expulsión del senado, Salustio se dirigió a la Galia para encontrarse con César, mientras este se preparaba para completar su campaña militar contra los galos. Luego Salustio estuvo al lado de César durante la Guerra Civil del 49 a. C. Ese mismo año, y sin duda debido a la influencia del mismo César, fue reinstaurado en el Senado.

Durante el año 46 a. C. ejerció el cargo de pretor, acompañando a César en su campaña de África. Ejerció algunos importantes encargos militares, en particular la dirección de una exitosa expedición contra la isla de Cercina (luego Chergui) en el archipiélago de las Kerkennah, ocupada por los pompeyanos. La idea era arrebatarles las reservas de trigo. Ese mismo año participó en la derrota efectiva de los restos de los partidarios de Pompeyo en Tapso.

Como recompensa por sus servicios, Salustio fue reconfirmado como pretor y nombrado gobernador de la provincia de Africa Nova como propretor. Durante los 18 meses de su mandato pudo, según la costumbre del tiempo, enriquecerse sin medida, apoderándose de las riquezas del último rey númida Juba I y cometiendo toda clase de corrupción financiera sobre las entradas públicas. Su mal gobierno le valió, a su regreso a Roma, la acusación de de repetundis.

Abandono de la política y últimos años

A su vuelta a Roma, compró con los recursos acumulados una propiedad en Tívoli, terreno que antes había pertenecido a César y se hizo edificar en Roma una suntuosa casa entre el Pincio y el Quirinal, lugar conocido como los Horti Sallustiani. Estos jardines, más tarde, pertenecerían a los emperadores.

Acusado nuevamente de concusión, logró con gran dificultad evitar la condena, pero su carrera política, irremediablemente comprometida tras este episodio, podía considerarse concluida. Quizás fue el mismo César quien le sugirió, o incluso le impuso, el retiro a la vida privada para evitarle una condena ulterior y una nueva y degradante expulsión del Senado.

Luego se casó con Terencia, ex mujer de Cicerón, de la que este último se había divorciado hacia el 46.

Tras el asesinato de César, Salustio se retiró de la vida pública, dedicándose por completo a la literatura histórica, y a desarrollar aún más sus jardines, en los que gastó gran parte de la fortuna que había acumulado. Sin embargo, su obra historiográfica quedó incompleta debido a la muerte que lo sorprendió probablemente el 13 de mayo de 34.

En realidad, en el proemio del De Catilinae coniuratione, Salustio quiere hacer creer que siempre consideró su carrera política como una tormentosa fase transitoria, antes de llegar al suspirado puerto de la historiografía.

Fuera del gobierno de la provincia de África Nova no tuvo roles de primer plano en política; incluso se podría afirmar que políticamente fue un fracasado, ya que no logró afirmarse como otros contemporáneos suyos. Sin embargo, la fama la obtuvo más bien por su labor historiográfica.

Obra literaria

Sus relatos de la llamada Conjuración de Catilina (De Catilinae coniuratione o Bellum Catilinarum) y de la Guerra de Yugurta (Bellum Iugurthinum), han llegado hasta nosotros completos, junto a fragmentos de su mayor y más importante trabajo, Historiae, una historia de Roma desde el 78 a. C. al 67 a. C., que pretende ser una continuación del trabajo de Lucio Cornelio Sisena. Fueron escritos cuando los conflictos entre Octaviano y Marco Antonio que llevaron a una guerra civil el año 33 a. C. se estaban delineando.

las Historiae. Debían narrar, según el modelo per annum, la historia de Roma desde el 78 a. C., año de la muerte de Sila, hasta el 67 a. C. (año de la campaña victoriosa de Pompeyo contra los piratas). Por tanto, se trata del período que ya en la primera monografía había sido definido como crucial en el proceso de progresiva corrupción y degeneración del estado republicano.

Los fragmentos supervivientes de esta obra (algunos de ellos descubiertos en 1886) son suficientes para mostrar al partidario político, que se complace en describir la reacción contra la política y la legislación del dictador tras la muerte de éste. También muestran la estructura de la obra: cinco volúmenes que tras el prólogo inicial incorporaba una amplia retrospección sobre el medio siglo precedente. En el centro del libro I campeaba la figura de Sila; en el segundo dominaban la guerra de Pompeyo en Hispania y en Macedonia; en el III las Guerras Mitridáticas, el final de la guerra contra Sertorio y la revuelta de Espartaco; el libro IV trataba los hechos del período que va desde el 72 a. C. hasta el 70, con la conclusión de la Tercera Guerra Servil; el V cuenta el final de la guerra de Luculo y la guerra de Pompeyo contra los piratas.

 Obras espurias y perdidas

Existen también varias obras erróneamente atribuidas a Salustio o que se perdieron. Probablemente no son suyos los escritos incluidos en la así llamada Appendix Sallustiana: dos Epistulae ad Caesarem senem de re publica, que reflejan de todos modos las ideas y el estilo de Salustio (la primera, que habría sido escrita hacia el 46 a. C. sugiere al dictador romano el ejercicio de la clemencia; la segunda, alrededor del 50 a. C., es la exposición de un programa político unido a los populares y la Invectiva in Ciceronem, considerada auténtica por Quintiliano, pero que probablemente fue obra de un retórico de edad augustea, como las otras obras espurias, que son todas, verosímilmente, ejercicios escolásticos de edad sucesiva. En particular, lo que permite afirmar que las dos Epistulae no son auténticas es el apelativo senem atribuido a César en el título: César no llegó nunca a la ancianidad (el apelativo senex se reservaba a quienes habían llegado a los 65 años de edad), sino que fue llamado así para distinguirlo de su hijo adoptivo, Octaviano. Este detalle reenvía a una edad posterior a la muerte de Salustio. Es evidente que también pronunció discursos pero no se tiene rastro escrito de ellos. La noticia según la cual el historiador habría compuesto un poema filosófico sobre las doctrinas pitagóricas con el título de Empedoclea, es un error de comprensión medieval, ya que probablemente la obra fue escrita no por él, sino por un homónimo, Gneo Salustio, amigo de Cicerón.

Pensamiento

La figura de Salustio es bastante representativa de la complejidad y de las tensiones de la societas romana,11 la cual, precisamente durante la vida del historiador, era protagonista de una gravísima crisis que llevó al colapso de la res publica y a la llegada del principatus con Octaviano Augusto. En una situación tan complicada, en la que la lucha por el poder era increíblemente brutal y parecía evidente un casi incolmable vacío de ideales, no era posible asumir una posición ideológica definitiva. Como prueba de ello, se puede ver la enorme contradicción entre el comportamiento político de Salustio y sus declaraciones de principios. Tuvo un comportamiento de oportunista sin escrúpulos, y por ello recibió una merecida condena; al contrario sus concepciones ideológicas están marcadas por un irreprensible moralismo, con una fuerte nostalgia por las virtudes antiguas y por una condena —igual de fuerte— de la inmoralidad de las clases que gobernaban Roma por aquel entonces.

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