También conocido como Diodoro de Sicilia, nació en el siglo I a. C. en la ciudad de Agira (antiguamente llamada Agyrium), en la isla de Sicilia.
Se sabe que Diodoro era griego de origen y algunos calculan que nació probablemente entre el 90 y el 85 a.C. y desde joven emprendió varios peligrosos viajes por Europa, norte de África y Asia para componer su “Historia” una recopilación de los hechos históricos más sobresalientes que conoció y que, cuando la terminó de escribir en la ciudad de Roma, después de treinta años de investigación en libros en griego y latín, la tituló: Biblioteca Histórica, una colección de 40 volúmenes con todo el saber de su época que se calcula debió publicar antes del 30 a.C.
Lo poco que sabemos sobre los primeros asentamientos de los cartagineses en el occidente del Mediterráneo se lo debemos a Diodoro de Sicilia en (V, 16, 2-3), afirma que los cartagineses habían fundado una colonia en Ibiza (Baleares) en el año 654 a. C., cuando Cartago aún no había establecido una presencia comercial de cierto alcance en las mucho más cercanas Sicilia y Cerdeña. Y tenían otras colonias en la costa española al igual que los fenicios.
Diodoro Sículo es importante ya que aporta datos que otros cronistas se les escapan, como por ejemplo, mucha información de la Primera Guerra Púnica y la historia Greco Romana siciliana, de la época de Dionisio, que solo él recoge, detalles de la rebelión de los esclavos en Sicilia y quienes gobernaban en ese entonces, como también sobre las costumbres de los celtíberos y otros pueblos y su relación con los fenicios. Respecto al África dice que más allá de Sudán existían tribus africanas que “no conocían aún la humanidad” (la expresión es del mismo Diodoro), es decir que, según todas las probabilidades, eran salvajes que erraban cerca del valle del Nilo.
Respecto al reino de la Atlántida, Platón describió la existencia de esta civilización en sus diálogos Timeo y Critias, algunos autores clásicos, coetáneos del filósofo, también escribieron al respecto como Plutarco, Estrabón, Plinio el Viejo y Diodoro de Sicilia, entre otros, que tratan este asunto en algunos de sus escritos.
También cita Diodoro Sículo un muy antiguo descubrimiento de nuevas tierras más allá de las islas Canarias cuando un barco fenicio arrebatado por un fuerte viento del Este, fue arrastrado varios días por la furia del mar y del viento, y cuando ya se creían morir por la falta de agua y alimentos, llegaron a una nueva tierra, hacia el poniente “aparecieron en unas islas más allá de las Columnas de Hércules”. ¿Habrá leído Cristóbal Colón a Diodoro de Sicilia?
La fecha más antigua (como testigo ocular) que menciona Diodoro es su visita a Egipto en la 180ª Olimpiada (entre el 60 a.C. y el 56ª. a.C.), que fue recordada por un tumulto en demanda de la pena de muerte para un ciudadano romano que había matado accidentalmente un gato, animal sagrado para los antiguos egipcios (Bibliotheca historica 1.41, 1.83). El último hecho recordado por Diodoro es la venganza de Octavio César Augusto sobre la ciudad de Tauromenium (hoy Taormina), cuya negativa a ayudarle condujo al futuro emperador a una derrota naval en el 36 a.C.
Su concepción de la historia era auténticamente universalista y pretendía sobrepasar a Polibio y Éforo en cuanto a la extensión, pues la hizo llegar a todos los siglos y a todos los pueblos: bárbaros, griegos o romanos. Más aún, decidió incluir la geografía, la historia de las costumbres e instituciones, las letras y las artes. Su plan de exposición no siguió un riguroso orden cronológico por años, sino que lo iba realizando por periodos en los que exponía uno tras otro la serie de acontecimientos paralelos. Su obra se conserva, en buena parte, completa y los fragmentos que faltan no opacan lo suficiente esta valiosísima y muy amplia fuente de información.
Su Historia, a la que llamó Bibliotheca Historica, consta de 40 volúmenes, divididos en tres secciones:
La primera sección (libros de I a VI) narra la historia por regiones geográficas: historia y cultura de Egipto (libro I), Mesopotamia, India, Escitia y Arabia (libro II), África del Norte (libro III), así como Grecia y Europa (libros IV a VI).
En la siguiente sección (libros VII a XVII) cuenta la Historia del mundo desde la Guerra de Troya hasta la muerte de Alejandro Magno.
La última sección (libros XVIII a XL) trata de los acontecimientos históricos desde la muerte de Alejandro Magno hasta el año 60 a.C. o hasta el comienzo de la Guerra de las Galias por Julio César en el 45 a.C. (el final está perdido y no está claro si Diodoro llegó hasta el comienzo de esa guerra, como promete en el prefacio de su obra o si, como sugiere la evidencia, viejo y cansado de escribir, la terminó en el 60 a.C.).
Eligió el nombre de Bibliotheca en reconocimiento de la multiplicidad de fuentes que le sirvieron para componer la obra. Entre los autores que han podido ser identificados figuran Hecateo, Ctesio de Cnido, Éforo, Teopompo, Jerónimo de Cardia, Duris de Samos, Diyllus, Filisto, Timeo, Polibio y Posidonio.
Un estudio minucioso de los 40 volúmenes escritos por el siciliano revelan que utilizó las mejores fuentes y las reprodujo fielmente. Su Primer Libro, que trata casi exclusivamente de Egipto, es el relato literario más completo de la historia y costumbres de ese país después de Heródoto. Los libros II a V cubren un espectro más amplio, y también incluye abundante material mitológico, ya que la mitología siempre tiene gran parte de verdad también. En el periodo del 480 al 301 a. C., que desarrolla en forma de anales y cuya fuente principal es la Historia Universal de Éforo, su importancia es variable según si es la única fuente disponible de un periodo, o se han conservado fragmentos de otros autores superiores. Al medio siglo que va del 480 al 430 a. C., Tucídides le dedica poco más de 30 capítulos; Diodoro lo cubre de forma más completa (11.37 – 12.38), y es el único relato literario sin interrupción para la cronología del periodo… Para los años 362-302 a. C., Diodoro es otra vez la única fuente literaria ininterrumpida, y ofrece el único relato cronológico de periodo de Filipo y completa a los escritores mencionados y a otras fuentes contemporáneas en muchos aspectos. Para el periodo de los sucesores de Alejandro, 323-302 a. C. (libros XVIII a XX), es la principal autoridad y su historia del periodo adquiere, por tanto, una importancia que no alcanza para los demás años.
La inmensa obra de Diodoro no se ha conservado intacta: tenemos los cinco primeros libros y los numerados del X al XX. El resto sólo nos ha llegado en fragmentos preservados en Focio y los resúmenes de Constantino Porfirogénito.
La editio princeps de Diodoro fue una traducción latina de los cinco primeros libros, realizada por Poggio Bracciolli en Bolonia en 1472. La primera impresión del original griego (en Basilea en 1535) contenía sólo los libros XVI al XX, y fue el trabajo de Vincentius Opsopoeus. Todos los libros y fragmentos sobrevivientes fueron publicados sólo en 1559 por H. Stephanus en Ginebra.
Curiosidades y hechos bien narrados de nuestro remoto pasado son su legado. No se puede negar la magnitud del proyecto y del esfuerzo de Diodoro para conseguir esta Historia de la humanidad, que él concibió con sentido unitario y que teóricamente consiguió.
Fuentes: http://diarioelsiciliano.com.ar/diario/?p=2059
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