lunes, 6 de mayo de 2013

Catón el Viejo

Marco Porcio Catón (latín: M·PORCIVS·M·F·CATO) (Tusculum 234 a. C. - 149 a. C.) fue un político, escritor y militar romano apodado El Censor (Censorius), Sapiens, Priscus o Major (el Viejo) para distinguirle de su bisnieto Marco Porcio Catón el joven.

Famoso por su austeridad personal y por su patriotismo, Marco Porcio Catón intentó, desde su cargo de censor, que los romanos volvieran a las costumbres puras de sus antepasados.

Un «catón», según el diccionario de la Real Academia Española, es lo mismo que ser un censor severo, alguien que critica o censura los comportamientos de otras personas que considera inmorales. El mismo diccionario señala que tal palabra proviene de un personaje singular, Marco Porcio Catón, llamado el Viejo o el Censor para diferenciarlo de otros Catones famosos de la historia de Roma, como su bisnieto Catón de Útica, que prefirió el suicidio antes que entregarse a su enemigo Julio César. Ya en la misma Antigüedad, Catón el Viejo dejó fama de hombre de moral estricta e intachable. Según el historiador griego Plutarco, los que eran reprendidos por alguna causa respondían que ellos no eran Catones, es decir, que no eran perfectos. Un siglo después de su muerte, Cicerón, en su diálogo Sobre la vejez, introducía como personaje a Catón, a quien presentaba como un anciano de espíritu juvenil; otro de los personajes del diálogo, Escipión, elogiaba su «sabiduría», que «nunca he visto que te resulte pesada».


Marco Porcio Prisco nació en el año 234 a.C. en Túsculo, una ciudad del Lacio que dos siglos antes se había convertido en aliada de Roma. Porcio era un labriego fornido, trabajador y con grandes dotes para la oratoria. Debido precisamente a su don de palabra y a los pleitos en que empezó a defender a sus paisanos, sus paisanos olvidaron su apellido (cognomen) Prisco y comenzaron a llamarle Cato o Catón, que significa «sabio».

Marco Porcio Catón era vecino de un noble romano, Marcio Curio, famoso por su frugalidad y a quien Catón decidió imitar en todo. Siendo joven, Catón se unió al ejército y en 209 a.C. participó en la conquista de Tarento, antigua colonia griega en el sur de Italia. Fue entonces cuando entró en contacto con la filosofía helénica. Más tarde, otro vecino suyo de Túsculo, Valerio Flaco, admirado de su austero modo de vida, le propuso trasladarse a Roma con él para iniciarse en la vida pública.

Como censor, Catón se distinguió por su conservadora defensa de las tradiciones romanas en contraposición con el lujo de la corriente helenística procedente de Oriente.2 Además, y en el marco de su labor de censura, protagonizó un duro enfrentamiento con Publio Cornelio Escipión el Africano. Como político, Catón se distinguió por ser el mayor defensor e impulsor de la guerra con Cartago.

Como militar, combatió a los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica entre 217 a. C. y 207 a. C., participando en la decisiva Batalla del Metauro, donde Asdrúbal resultó muerto. Durante su periodo de procónsul de Hispania Citerior dirigió sus tropas de forma dinámica y hábil subyugando a los insurgentes hispanos con dureza. En 191 a. C. intervino como tribuno militar en la campaña de Grecia contra el Imperio seléucida de Antíoco III Megas, participando decisivamente en la Batalla de las Termópilas que marcó la caída de los seléucidas.

Se le considera el primer escritor en prosa latina de importancia y fue el primer autor de una íntegra historia de Italia en latín. Algunos historiadores han argumentado que de no ser por el impacto que causaron sus escritos, el griego habría sustituido al latín como lengua literaria en Roma. Su manual De Agri Cultura (también llamada De Re Rustica) o Sobre la Agricultura es la única de sus obras que ha sobrevivido en su totalidad. En ella se describe el rito de la suovetaurilia, entre muchos otros temas.

Moral romana
En los alrededores de la granja de Catón se situaban las tierras de Lucio Valerio Flaco, un joven noble perteneciente a una familia patricia de gran influencia. Dentro de la sociedad romana se estaba llevando a cabo una transición desde los valores tradicionales de la vida rústica, asentada desde hacía mucho tiempo en el Lacio (y en general, en toda Italia), a valores más ostentosos, procedentes de la civilización helénica y oriental. La máxima magistratura política de Roma, el consulado, había quedado en manos de unas pocas familias aristocráticas inmensamente ricas. Estos patricios, aunque famosos por su corruptibilidad, también eran populares entre los romanos por su generosidad, elegantes modales, refinada oratoria, conocimientos artísticos y literarios y, sobre todo, por la fama de sus antepasados. Los nobles menos favorecidos reaccionaron encabezando una facción dentro del Senado que defendía el retorno a los valores tradicionales heredados por los sabinos, utilizados como símbolo de resistencia y robustez. Flaco, perteneciente a esta facción conservadora, no pudo pasar por alto la energía y moral de Catón, su austeridad y su forma de vivir, a lo que se sumaban su elocuencia y talento militar. Los líderes de la facción senatorial que promovían la transición hacia el modelo de vida oriental eran la familia Escipión, con Publio Cornelio Escipión el Africano a la cabeza, Marco Claudio Marcelo y Tito Quincio Flaminio; la facción conservadora estaba liderada por Flaco, Quinto Fabio Máximo, Catón y sus aliados.

Sendero político

Flaco era un perspicaz político que esperaba a que emergieran jóvenes de valía que pudieran apoyar a su facción, y encontró en el espíritu marcial y elocuencia oratoria de Catón un posible candidato. Flaco sabía que las virtudes de coraje y capacidad de persuasión que poseía Catón eran muy valoradas en Roma, y que la única manera que tenía Catón para acceder a altas magistraturas era distinguiéndose en el Foro Romano.13 Por esta razón, sugirió al joven campesino que condujera su ambición hacia la actividad política, asesorándole en todo lo que pudo. Flaco invitó a Catón a su residencia en Roma y le ratificó su apoyo político haciendo que el joven comenzara a distinguirse por sí mismo entre los oyentes del Foro, y convirtiéndose de ese modo en un más que considerable candidato a acceder a una magistratura.

Su carrera militar y política

CUESTOR

En 205 a. C. Catón fue nombrado cuestor, y al año siguiente (204 a. C.) comenzó a desempeñar las tareas que el puesto exigía, cuando marchó junto a Publio Cornelio Escipión hacia Sicilia.

Edilato y Pretura

En 199 a. C., Catón fue elegido edil y junto a su colega en el puesto, Helvio, restauró los juegos plebeyos y dio su consentimiento para que se celebrara un banquete en honor a Júpiter. Fue elegido pretor en 198 a. C., y le fue asignada como provincia la isla de Cerdeña, a la que partió al mando de una fuerza de 3000 soldados de infantería y 200 soldados de caballería. Aquí se le presentó a Catón su primera oportunidad para demostrar al mundo sus creencias sobre la obligación de aplicar una estricta moral pública. Redujo los costes de las operaciones navales, caminó a través de su provincia en compañía de un único asistente y puso de relieve el fuerte contraste entre su austero modo de vida y la suntuosidad con la que vivían los magistrados provinciales de rango ordinario. Los ritos religiosos se celebraron con un razonable ahorro, la justic.
ia se administró con razonable imparcialidad, la usura fue perseguida con gran severidad y se desterró a los que la practicaban

Consulado
Lex Oppia


En el año 195 a. C., Catón fue elegido cónsul junto a su antiguo amigo y patrón, Lucio Valerio Flaco, que comprometió a Catón con su esposa Licinia, con la que Catón se casó a los 39 años. Durante el consulado de Catón y Flaco tuvo lugar una gran disputa legal que puso de manifiesto los arraigados ideales conservadores del cónsul. En 215 a. C., durante el apogeo de la Segunda Guerra Púnica, un tribuno de la plebe llamado Cayo Opio había aprobado una ley, la denominada Lex Oppia. Dicha ley tenía por objeto la restricción del lujo a las mujeres, para lo cual instauraba una serie de prohibiciones, entre las cuales cabe citar la prohibición de llevar joyas de un valor superior a una onza de oro, la prohibición de llevar vestidos de varios colores y la prohibición de utilización de un carro en sus desplazamientos cortos, a menos de una milla de la ciudad, a no ser que fuera para acudir a un acontecimiento religioso.

Hispania Citerior


Durante su campaña en Hispania, Catón se comportó de acuerdo a su reputación de incansable trabajador y en constante alerta. Vivió en función a sus ideales estoicos, viviendo de la forma más sobria posible y compartiendo tanto las tareas y como los víveres de sus soldados rasos y, siempre que le era posible, supervisaba personalmente las tareas de sus subordinados. Catón dirigía a sus tropas de forma dinámica y hábil y no se mostró nunca negligente en la dirección y elaboración de tácticas. Los movimientos del ejército de Catón estaban cuidadosamente dirigidos para ajustarse a las estrategias del resto de generales romanos acantonados en Hispania. A pesar de ser un general joven y de talento, mostraba una inusual humildad al elaborar sus estrategias en consonancia a los consejos de varios expertos. Catón sembró la cizaña entre las tribus hispanas y, aprovechándose de su debilidad, llegó incluso a utilizar a muchos de ellos como mercenarios contra los otros nativos.
Una vez que hubo reducido a los insurgentes hispanos asentados en el territorio localizado entre el Río Iberus y los Pirineos, Catón dirigió su atención hacia la administración de la provincia.

Final de su consulado

Parece ser que el regreso de Catón sucedió antes de lo previsto debido a que su enemigo Publio Cornelio Escipión el Africano, que era cónsul ese año, deseaba arrebatar la provincia al procónsul. Existe cierto desacuerdo entre los escritos de los historiadores Cornelio Nepote y Plutarco23 en ese punto: el primero afirma que Escipión no tuvo éxito en obtener la provincia mediterránea y que, debido a su enfado, rechazó dejar la capital republicana hasta el final de su consulado. Plutarco afirma sin embargo que Escipión sí tuvo éxito en obtener la provincia de su rival, pero que no consiguió la aprobación de una moción de censura contra su enemigo y que, como réplica a sus opositores, se mantuvo durante su proconsulado en Roma. Los escritos recogidos por Tito Livio,24 afirman que Sexto Digitio fue nombrado gobernador de Hispania Citerior. Es probable que Plutarco se equivocara en ese punto debido a que ese mismo año Publio Cornelio Escipión Nasica fue nombrado gobernador de Hispania Ulterior.

A pesar de que Catón no era ya un hombre joven, su carrera militar no había terminado aún. En 191 a. C. fue nombrado tribuno militar28 del cónsul Manio Acilio Glabrión, el cual fue enviado a Grecia para oponerse al Rey del Imperio seléucida, Antíoco III Megas.
Busto de Antíoco III (Museo del Louvre).

En la decisiva Batalla de las Termópilas (que no debe ser confundida con la famosa batalla del mismo nombre durante las Guerras Médicas), que marcó el comienzo de la caída de Antíoco, Catón hizo gala de su gran valor y obtuvo una gran fortuna.

Censura
Catón fue elegido censor en 184 a. C. junto a su antiguo patrón Lucio Valerio Flaco. Con una firme reputación como soldado, Catón prefirió servir al estado en su hogar, escrutando la conducta de los candidatos a honores públicos y de los generales en el campo de batalla.
Catón tenía entre manos una tarea aún más seria, ya que se oponía a la expansión de la nueva cultura helénica que amenazaba con destruir la áspera simplicidad del modo de vida romano.
De su periodo como censor (184 a. C.), hasta su muerte en 149 a. C., Catón no ocupó cargo público alguno, aunque continuó distinguiéndose en el senado como un persistente adversario contra las nuevas ideas.


Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/7287/caton_viejo_romano_incorruptible.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%B3n_el_Viejo


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