jueves, 31 de octubre de 2013

Sobre la obra de Anaxágoras de Clazómenas(500-428 a.c.)

Se estableció en Atenas, en donde fundó una escuela de filosofía. Pericles, Eurípides, Arquelao y quizá Sócrates fueron discípulos suyos. Al parecer, se le sometió a un proceso de impiedad y ateísmo, fue condenado a muerte y se retiró a Lampsaco, en donde murió. En el Fedón, Sócrates alude críticamente sus enseñanzas.
Por lo que se refiere a sus escritos, es muy probable que escribiera un solo libro. De su tratado Sobre naturaleza se conservan algunos fragmentos. Los fragmentos conservados abarcan unos 1.000 versos lo que representa algo más de una octava parte de todo el original. Parece también probable que fuera muy breve ya que, según parece, el libro podía adquirirse por un dracma, algo que implica muy poco valor económico en la Atenas del siglo V. Y es que si la jornada de un hombre, con un trabajo poco cualificado, era de un dracma (un carpintero o un albañil podía recibir diariamente de dos dracmas a dos dracmas y medio); un libro que se compraba por un dracma no debía tener una extensión mayor que la que se podía copiar a lo largo de un día.
Anaxágoras reducía la materia primordial a un número infinito de partes elementales semejantes, especie de gérmenes cuya mezcla daría lugar a los distintos cuerpos [Aristóteles llamó homeomerías a estas partes concebidas por Anaxágoras]. “Todo está en todo” es uno de los fragmentos conservados, el cual pone de manifiesto la infinita pluralidad de la materia, la fuerza superior de la realidad es la inteligencia (nous), a la que describía como una suerte de materia, la más ligera y sutil de todas, dotada de fuerza motriz y de conocimiento, ordenadora de las revoluciones de los astros, de la circulación universal, del mundo entero. “Al principio era el caos; después vino la inteligencia, que lo puso todo en orden”. Sus descubrimientos científicos fueron de gran importancia: suponiendo que la luna recibía su luz del sol, dio una explicación de los eclipses[1] bastante coherente, practicó la disección de animales, estudió anatomía cerebral y descubrió que los peces respiran por branquias.

Ningún filósofo presocrático ha dado origen a un número mayor de discusiones o ha sido interpretado de formas tan diferentes como Anaxágoras. Son muchos los especialistas (Taylor, Vlaston, Cornford)  que han intentado reconstruir su sistema. Conford resume el problema de su interpretación: la teoría de la materia de Anaxágoras se basa en dos proposiciones que parecen contradictorias entre sí.


  • Por un lado, una de las proposiciones (que Cornford define como principio de homeomeridad) establece que una substancia material, por ejemplo, un trozo de oro, consta únicamente de partes iguales al todo, es decir, cada una de sus partes es oro y nada más que oro.
  • La otra, sin embargo, establece que hay una porción de todo en cada cosa, es decir, que un trozo de oro, por ejemplo, lejos de contener nada más que oro, contiene también porciones infinitas que representan a todas las substancias del mundo.

1. La herencia de Anaxágoras:
El sistema de Anaxágoras, al igual que el de Empédocles y los atomistas, es, en gran medida, una reacción consciente contra las teorías de sus predecesores, sobre todo, de los eleatas. Acerca del principio, Anaxágoras, acepta la exigencia de Parménides de que no puede pensarse en el nacer y el perecer de las cosas. Parménides había escrito que el ente no fue nunca ni será, puesto que es ahora todo a la vez, uno y continuo. También desde un principio, tal como puede observarse en el texto de Simplicio, Anaxágoras reacciona en contra del monismo eleático. La realidad no es una sino plural, es decir, un mezcla universal de todas las cosas que terminaría por emerger. Únicamente postulando la pluralidad es como podría eliminarse el problema de la llegada al ser y de su destrucción. Para Anaxágoras esa pluralidad estaría constituida por una mezcla original y uniforme que contendría tan diversos ingredientes que un observador imaginario no habría podido percibir nada allí, salvo tal vez aire y éter.

Zenón había dirigido su argumento contra la confusión pitagórica de las unidades aritméticas y los puntos geométricos. Según los pitagóricos, cualquier cuerpo físico constaba de un número de unidades; y puesto que las unidades son indivisibles por definición, el número asignado a cualquier cuerpo finito es necesariamente finito. Pero si las unidades son también puntos geométricos, el número es a la vez infinito, puesto que el espacio geométrico es, por definición, infinitamente divisible. Es evidente que Zenón, con sus argumentos, intentó sacar partido de esta confusión. Las consecuencias de la argumentación de Zenón fueron diversas y, una de ellas nos conduce directamente a la filosofía de Anaxágoras y, como veremos, también a la de los Atomistas. La primera consecuencia tiene su reflejó en la necesidad, manifestada a partir de ahora, de tener que separar la geometría de la aritmética. La segunda hace referencia a la distinción que comienza a hacerse entre el sólido geométrico y el cuerpo sensible, que los pitagóricos habían confundido. La tercera está directamente relacionada con la filosofía atomista. Los atomistas, Leucipo y Demócrito, vieron que si los cuerpos físicos no necesitan tener todas las propiedades de los sólidos geométricos, podían eludir los dilemas de Zenón. En este contexto parece que razonaron así: concedemos que todas las magnitudes geométricas son infinitamente divisibles y que un punto geométrico no tiene partes o magnitud; ahora bien, nuestros átomos no son ni los puntos ni los sólidos de la geometría, sino cuerpos compactos, que se podrían ver y tocar si tuvieran el suficiente tamaño.
En definitiva, con esta forma de razonar, los atomistas intentaban que no se confundiese (como les había sucedido a los pitagóricos) el átomo con la unidad (matemática) y el punto (geométrico). El átomo es un simple cuerpo físico, cuya propiedad esencial era la impenetrabilidad. Anaxágoras, por su parte, en su reacción contra de Zenón, no siguió la línea de argumentación de los Atomistas. Va más allá y decide afirmar que tanto el cuerpo físico, como  la magnitud geométrica, eran infinitamente divisibles. Esto es lo que parece deducirse de uno de sus textos: la materia física, al igual que la magnitud geométrica, es infinitamente divisible; ahora bien, la materia física forma los cuerpos físicos y, puesto que éstos existen y tienen magnitud, le debe acontecer lo mismo a la materia física. A tal materia, por mucho que se la subdivida jamás se le puede reducir a pura nada; e incluso la más pequeña partícula imaginable deber seguir teniendo una cierta magnitud. En consecuencia, cada cosa es, grande y pequeña: grande porque contiene un infinito número de partes, y pequeña porque estas partes son ellas misma de una pequeñez infinitesimal. Anaxágoras, al parecer, adoptó esta teoría con objeto de poder responder a Zenón.

Anaxágoras creía estar en posesión de un sistema filosófico que explicaría sin caer en las contradicciones de Parménides y Zenón, el por qué era posible el cambio y el movimiento en el universo sin necesidad de tener que pasar del ser al no-ser. Anaxágoras no únicamente cuestiona el sistema de los eleatas (Parménides y Zenón) sino también el de otros filósofos pluralistas anteriores a él: Anaxágoras niega, por ejemplo, que el mundo sea únicamente el campo de batalla de elementos opuestos (Anaximandro, Heráclito o Pitágoras) ya que su mezcla originaria contiene no únicamente los opuestos tradicionales sino también innumerables semillas en modo alguno semejantes entre sí. Sus semillas, además, contienen muchas más cosas que las simples cuatro raíces de todas las cosas de Empédocles.

2. La mente (nous), las semillas (spermata) y las porciones (moirai):

Anaxágoras acepta el reto de Parménides de que no se debe dar por supuesto el movimiento y el cambio sino que éstos deben ser explicados. Con el objeto de llevar a cabo tal explicación, Anaxágoras, señala:

  1. Del no-ser no puede surgir el ser. Ahora bien, el ser no es uno (como decía Parménides) sino plural.
  2. La pluralidad consiste en una mezcla originaria que contiene porciones infinitas de todas las cosas. Anaxágoras las denomina como semillas (spermata).
  3. Tales semillas, en principio, tienen las mismas características del ser de Parménides: son algo finito, eterno, en la mezcla no existe el vacío y son inmóviles.
  4. A partir de aquí, del mismo modo que sucedía con Empédocles, las diferencias con Parménides comienzan a ser más evidentes. Y es que Anaxágoras no está dispuesto a negar algo tan evidente como es la existencia del cambio y del movimiento. El cambio y el movimiento existen; de lo que se trataría es de explicar que cuando éste surge no se produce el paso del ser al no-ser.
Para explicar el movimiento, Anaxágoras, postula la existencia de una causa eficiente ya que a partir de la sola materia (causa material) no podría surgir el cambio. Esa causa eficiente, que pondrá en movimiento la mezcla originaria, es la Mente (nous). Vemos como Anaxágoras sigue la misma línea que Empédocles aunque sustituye el Amor y el Odio (fuerzas morales y psicológicas explicadas en términos corpóreos) por la sola fuerza motriz intelectual de la Mente (nous). La Mente, igual que el Amor y el Odio, participa en gran medida de las cualidades de un principio abstracto. Tiene el conocimiento todo sobre cada cosa y el poder mayor; gobierna todas las cosas que tienen vida. Es la más sutil de todas las cosas y las más pura y aunque no está mezclada con nada, no deja de estar presente allí donde hay cualquier otra cosa. Anaxágoras, comos sus predecesores, lucha para imaginarse y describir una entidad verdaderamente incorpórea. Sin embargo, tanto para él  como para sus antecesores, el único criterio de verdad y de realidad es la extensión en el espacio; por ello la Mente lo mismo que cualquier otra cosa, es algo corpóreo y debe su poder y sutileza al hecho de que a pesar de su presencia en la mezcla originaria, queda sin mezclarse. Es evidente que en la filosofía de Anaxágoras, del mismo modo que en Empédocles, se encuentra presente un claro dualismo de materia (causa material = semillas) y Mente (causa eficiente). De todas formas la Mente de Anaxágoras es todavía algo corpóreo y extenso. La única diferencia con la materia se debe a su poder y a su no- contaminación con lo puramente material. Por su parte, la materia, lejos de ser algo puro, es, desde su origen, una mezcla infinitamente divisible que contiene cualquier forma de substancia. Existen multitud de citas que nos llevan a pensar que la Mente de Anaxágoras era algo corpóreo. No está claro de qué manera la Mente impartía el primer movimiento rotatorio a las semillas. De los textos parece deducirse que el área afectada por su influencia era, en principio, pequeña y que, poco a poco, fue ampliándose. La velocidad de la rotación era inmensa y su efecto sobre la mezcla original era muy poderosa. La consecuencia inmediata fue la progresiva separación de los elementos. Y es que en el momento en que la rotación penetra en una nueva área, cosa que el gobierno de la Mente está haciendo constantemente, al punto comienzan a separarse sus ingredientes. La rotación, producida por la mente, por tanto, es la causa de la separación de los elementos, algo que conducirá a su cosmogonía. Según Anaxágoras, después de que la Mente inicia la rotación, y, el movimiento original de la mezcla (semillas), abandona su intervención en los procesos posteriores. A parir de ahí comienzan a obrar únicamente factores puramente naturales. Su afirmación de que hay algunas cosas en las que la Mente está presente (las gobierna) implica que existen otras en las que no está por lo que es necesario imaginársela distribuida de un modo discontinuo en los seres vivos al otro lado del mundo.

En cada cosa hay una porción del todo. Para Anaxágoras en la mezcla originaria, sea cual sea el tamaño de la misma, estarían presentes todas las cosas juntas.
Es necesario determinar el tipo de relación que existe entre lo que Anaxágoras denomina como semillas (spermata) y  porción (moirai). El sentido de la palabra porción (moirai) tiene más el significado de participación que el de trozo o partícula. La característica principal de la porción es la de ser algo que, ni en la teoría ni en la práctica, puede jamás de hecho alcanzarse y separarse de lo que contiene. Por mucho que se subdivida la materia y por muy infinitesimal que sea el trozo que se obtenga, Anaxágoras, respondería que sigue conteniendo aún un número infinito de porciones. Por eso afirma en los textos que las porciones de lo grande y de lo pequeño contienen un número infinito de porciones. En definitiva, según Anaxágoras, incluso lo infinitesimalmente pequeño contiene una porción del todo. Hay que tener en cuenta que la tendencia de la mezcla originaria es a coagularse formando semillas (spermata).
Las semillas son ya unidades materiales que cuando se organizan de un modo determinado dan lugar a la formación de objetos concretos. Así, por ejemplo, en la mezcla original de oro estarían esparcidas y entremezcladas partículas de todas las clases.  Lo que sucede es que en un momento determinado las partículas del oro acaban por reunirse junto con otras partículas de manera que el objeto visible resultante consta predominantemente de partículas de oro. Ello daría lugar a la aparición del objeto oro tal como nos es conocido por experiencia. En definitiva, según Anaxágoras, en los objetos concretos de la experiencia existen semillas de todas las clases; lo que ocurre es que se hallan combinadas de tal modo que predominan las de una determinada clase. Este predominio es el que da el nombre a un objeto determinado frente a otro. En el ejemplo que estamos analizando sería el nombre de oro; el objeto oro no contiene únicamente las semillas (spermata) predominantes, que dan lugar a la formación del objeto, sino que esas semillas contienen también porciones (moirai) infinitas de todas la cosas. Al señalar que cada cosa contiene porciones infinitas de todas las cosas Anaxágoras creía resolver de modo definitivo el dilema parmenídeo del paso del ser al no-ser en el cambio y en el movimiento. Según Parménides cuando una cosa cambia, por ejemplo, cuando una vaca come hierba y ésta se transforma en carne, se estaría produciendo un paso de ser al no-ser. Por ello, aunque los sentidos nos los estén mostrando, el cambio no es más una apariencia y una ilusión. La realidad es inmóvil y los cambios son meras apariencias. Cuando Anaxágoras defiende que en cada cosa hay una porción infinita de todas las cosas estaría, con ello, intentado hacer frente a Parménides. Y es que si cada cosa contiene porciones infinitas, ello querría decir de la vaca que come carne y se transforma en hierba, lo siguiente:

  1.  La hierba es un objeto determinado en donde predominan las semillas (spermata) que han dado lugar a la aparición de tal objeto.
  2. Ese objeto (hierba) no contiene únicamente las semillas (spermata) predominantes sino que contiene también porciones (moira) infinitas de todas las cosas.
Ello implica que en la hierba están presentes infinitud de partículas (porciones infinitas) como podrían ser las que se corresponden con la carne (y también con el pelo). Por lo tanto, cuando la vaca come hierba y ésta se transforma en carne no se ha producido un paso del no-ser al ser sino simplemente la aparición de una de las infinitas porciones que contiene la hierba.

 Las semillas, (spermata) por tanto, contienen porciones (moirai) infinitas de todas las cosas. Existe una serie de textos que nos proporcionan información sobre la composición de las semillas.

1. En uno de esos textos se afirma que las semillas tienen colores y gustos diversos con lo que habría que deducir con toda evidencia que algunos opuestos (claro, oscuro, dulce, amargo…) eran efectivos ingredientes de las semillas. No es de extrañar, por tanto, que Aristóteles afirme que los opuestos estaban presentes unos en otros desde el principio en la mezcla originaria, puesto que, según Anaxágoras, los unos procederían de los otros, es decir, si una cosa deviene caliente ello se debería a que antes ha estado fría [argumento también recogido en el Fedón].

2. Por otro lado, existen otros textos que sugieren que las sustancias naturales estarían en el mismo plano de igualdad que los opuestos. En este contexto cuando en los textos se dice, por ejemplo, que no puede proceder el pelo de lo que no es pelo, ni la carne de lo que no es carne, lo que se estaría dando a entender es que tanto el pelo y la carne, ejemplos de substancias naturales, (como los opuestos), debieron haber estado allí desde siempre.

En definitiva, según Anaxágoras,  las semillas contienen no sólo los opuestos ni las substancia naturales solas, sino ambas conjuntamente.

 Es cierto que existen dos fragmentos de la obra de Anaxágoras que dan a entender que éste consideraba a los opuestos como elementos primarios, y, por tanto, superiores a las substancias naturales. Es muy probable, sin embargo, que la verdadera intención de Anaxágoras, con estos fragmentos, haya sido el ilustrar, mediante ejemplos, su teoría general de que en cada cosa hay una porción del todo. En este contexto su extraña argumentación acerca de que la nieve debe ser realmente negra, no sea más que una deformación tendente a vigorizar la afirmación de que hay una porción de lo negro en la nieve. Esto es lo que hace que los opuestos parecen tener en estos textos una gran preeminencia. Sin embargo lo que el testimonio parece sugerir es que al igual que lo caliente y lo frío no pueden ser separados uno de otro con un corte de hacha, tampoco la carne, el pelo, el oro o cualquier otra substancia natural. En este sentido, por tanto, ambos estarían en grado de igualdad.

 ¿Por qué las semillas de la mezcla originaria debían contener, según Anaxágoras, tanto las substancias naturales como los opuestos en un número infinito?
1. La primera razón es que le permitía, tal como ya hemos indicado, el poder explicar de modo coherente la existencia del cambio sin caer en el dilema de Parménides del paso del ser al no-ser.

2. La segunda razón estaría relacionada con Empédocles. Es evidente que Anaxágoras percibió con claridad que el sistema de Empédocles no llega lo suficientemente lejos. Si todas las cosas constaban únicamente de los cuatro elementos (substancias naturales): ¿cómo es posible que al conjuntarlos en proporciones diferentes pudieran dar lugar a la aparición, por ejemplo, de la carne o  de los huesos, sin caer en el dilema del paso del ser al no-ser?  La única vía para resolver este conflicto, pensó Anaxágoras,  era la de postular en cada cosa la presencia ab initio de cualquier tipo de realidad (porción) que pudiera surgir. En este sentido los cambios que pueden acontecer en le universo son infinitos ya que cada objeto contiene una participación o porción no solo de los opuestos sino también de cada substancia natural. Nótese que, según Anaxágoras, la presencia de las porciones infinitas no estaría presente únicamente en la mezcla originaria, considerada como un todo, sino también en cada semilla constitutiva.

3. Cosmogonía de Anaxágoras:

Antes de describir el contenido de la Cosmogonía de Anaxágoras es necesario hacer referencia al problema de interpretación que presentan los textos; Existen textos que afirman que las primeras cosas que emergen, a partir de la separación progresiva producida por la rotación en la mezcla originaria, fueron el aire y el éter o fuego. Mientras, otros textos señalan en la mezcla original nada era visible debido a su pequeñez exceptuando el aire y el éter que eran quienes mantenían sujetos a todas las cosas. Si ambos textos nos transmiten verdaderamente el pensamiento  de Anaxágoras: ¿Por qué entonces si el aire y el éter estaban ya diferenciados en la mezcla original (segunda interpretación) necesitaban ser separados (primera interpretación) cuando comienza la rotación cosmogónica? La respuesta a esta aparente contradicción tiene solución únicamente si volvemos a tener en cuenta al diferencia que Anaxágoras estableció entre las semillas (spermata) y las porciones (moirai).

  1. En el primer estadio de la cosmogonía las semillas que están caracterizadas por la misma combinación de opuestos tienden a ocupar, separándose de la mezcla, su lugar natural en el cosmos.
  2. Por tanto, el éter y el aire (que se dice que están diferenciados en la mezcla original) serían meros nombres colectivos que representan respectivamente a las series de semillas más cálidas (éter) y más frías (tierra).
  3. Ambos conjuntos están presentes, desde el principio, en la mezcla aunque revueltas y en una total confusión.
  4. Posteriormente comenzarían a separarse para formar dos masas diferenciadas (cálidas -frías). De este modo podría desaparecer la contradicción ya que el aire y el éter diferenciados de uno de los textos, únicamente estaría haciendo referencia a la presencia de lo húmedo o lo cálido en un determinado lugar.
  5. Posteriormente esas semillas (que contendrían también porciones infinitas de todas las cosas) al mostrar su total predominio sobre las demás ocuparían su lugar en el cosmos como tierra y éter propiamente dichos. Por supuesto, esto no quiere decir que, en el conglomerado de semillas, solo existieran los opuestos (cálido-frío) sino que también existían todas las infinitas substancias naturales. Lo que sucede es que, en este momento, los opuestos estarían  jugando el papel que les correspondería en la cosmogonía. ¿Por qué las semillas de lo cálido tenderían a juntarse entre sí y las semillas de lo húmedo y lo frío también? Según Anaxágoras existiría una ley natural que implicaría que lo igual tendería, por su propia naturaleza,  hacia lo igual. Del mismo modo sería también una ley de la naturaleza el que lo pesado tendiera a situarse en el centro y lo ligero en la periferia.

En resumen, la Cosmogonía de Anaxágoras es la siguiente:

1. El aire se solidifica en nubes.

2. De las nubes surge el agua.

3. Del agua surge la tierra y de la tierra, por último, se solidifican las piedras.

4. El éter (fuego) daría lugar a la aparición del firmamento.

Hasta aquí los opuestos son los que han cumplido su principal función. De ahora en adelante ocupan su lugar las substancias naturales restantes con las que están mezcladas las semillas.

La causa de todo este proceso es la Mente (Nous). La Mente, sería la más tenue de todas cosas, aunque sería algo que tiene partes y que ocuparía un lugar en el espacio. Esta afirmación le hace decir a Burnet que Anaxágoras imaginó a la Mente como algo corpóreo. Anaxágoras no llegó a tener clara la diferencia entre espíritu y materia. La materia es eterna y la función de la Mente es, simplemente, la de poner en movimiento rotatorio a la mezcla originaria. Este movimiento, como ya hemos visto, comienza en una área pequeña y va ampliándose  poco a poco.

4. Nutrición y crecimiento:

La base de sus ideas sobre la nutrición y el crecimiento reside en su creencia de que en todas las cosas existe una porción del todo así como en su convicción de que lo igual tiende hacia lo igual. Teniendo esto presente su concepción sobre la nutrición y crecimiento de los seres podría resumirse así:

Los alimentos (agua, trigo) contienen porciones infinitas de todas las cosas. Por ello, cuando se come pan (derivado del trigo) éste se descompone en sus semillas constitutivas y puesto que son ilimitadamente divisibles explicaría que pudiera dividirse en semillas aún más pequeñas en el proceso de digestión. Por otro lado, aquellas semillas en las que predomina la carne, gracias a la ley de la tendencia de lo igual hacia lo igual, tenderían a juntarse; lo mismo sucedería con las de los huesos, el pelo, etc. Al mismo tiempo, los otros ingredientes infinitos contenidos, por ejemplo en el pan, sería irrelevantes para la nutrición serían eliminados en su mayor parte en los procesos digestivos.

5. Las homeomerías:

Muchos de los textos, llegados hasta nosotros utilizan las palabras omoiomeré o omoioméreiai (homeomerías, es decir, cosas con partes iguales). La mayoría de tales textos proceden de Aristóteles, Simplicio o Aecio y es muy improbable que Anaxágoras utilizara estos términos ya que parece que denominó semillas (spermata) a lo que los comentaristas posteriores llamaron homeomerías (omoioméreiai). Aunque Aristóteles utilizó el término respetando, en parte, el significado que Anaxágoras había dado a sus semillas; de lo que no hay duda es que su interpretación es también causa de la gran confusión que se creó al respecto de las semillas de Anaxágoras. Aristóteles utiliza los términos homeomerías y homeomeré cuando:

Afirma que Anaxágoras consideraba como elementos primarios tanto a los opuestos como a tá omoiomeré, es decir, las cosas con partes iguales. En este sentido se quería destacar que en las sustancias naturales (carne, metales o cuatro elementos) cada una de sus partes son iguales al todo, es decir, algo homogéneo. Hemos visto que esta afirmación no es en absoluto compatible con el sistema de Anaxágoras. Por lo tanto, con esta interpretación, Aristóteles, contribuye a la confusión que siempre ha existido en relación con la filosofía de Anaxágoras.

7. Mundos innumerables:

Existen testimonios que llevan a pensar que Anaxágoras creyó en una pluralidad de mundos contemporáneos. Otros, si embargo, parecen sugerir que únicamente creyó en un mundo único.

7.1. Aecio afirma que Anaxágoras sostenía que el mundo era corruptible, sugiriendo, con ello, que creía en una sucesión de mundos; pero, como ya hemos visto en el caso de Anaximandro, Aecio se confundió en este punto y, en otro pasaje, le clasifica, en cambio, entre los que creyeron en un único mundo.

7.2. Simplicio es, sin duda alguna, nuestro testimonio más fidedigno ya que con toda seguridad tuvo delante las parte más importante del libro de Anaxágoras. En su Física habla en singular de la concepción del mundo de Anaxágoras, lo que sucede es que es probable que su información se esté refiriendo a la parte del libro que hablaba de nuestro mundo lo que no significa que no hubiera otras partes del libro en donde hablara de otros mundos.

7.3. Cornford sugiere que cuando Anaxágoras habla de otros mundos se está refiriendo a partes distintas e ignotas de las superficie de su propia tierra.

7.4. También Aristóteles (Física A 4 187 a 23) sostiene como prueba de que Anaxágoras hablaba de un solo mundo. Lo que sucede es que lo que dice Aristóteles sobre esta cuestión es algo tan general e indeterminado que tiene un valor escaso.


8. Astronomía, meteorología y biología:
Su astronomía es mucho más racional que la de sus predecesores sobre todo en lo referente a que el sol, la luna y las estrellas son enormes piedras incandescentes. Afirmaba que el arco-iris se producía por un reflexión del sol en las nubes. La luna recibiría su luz del sol. Diógenes Laercio y Plinio nos han transmitido la anécdota de que Anaxágoras predijo la caída del gran meteorito que cayó en Egospotamos en el año 467 a de Cristo. Aunque parece que es absurdo que Anaxágoras pudiera predecir tal hecho lo que si puede ser es que ayudara a fundamentar su teoría acerca de los cuerpos celestes estaban hechos de piedras. Según Anaxágoras la solidez de los cuerpos celestes explicaría porque pudieran ser lanzados, en la rotación originaria, fuera de la tierra hacia el centro de la revolución cósmica. Allí ocuparían posiciones cercanas a la periferia. Los meteoritos serían cuerpos celestes que a pesar de la velocidad de la revolución que los mantiene en lo alto, habrían sido lanzados de nuevo a la tierra por la tendencia habitual de lo pesado a dirigirse hacia el centro de la revolución.


9. La sensación:

Anaxágoras, al igual que otros pluralistas, tuvo que aducir una explicación de la percepción. Existen tres pasajes en donde se nos resume su concepción  sobre la naturaleza de los sentidos.

1. En uno de ellos se afirma que si bien nuestros sentidos nos muestran que porciones predominan en una cosa, no son capaces de manifestar todas las otros porciones que debe contener.

2. En otro de los textos sugiere que, a partir de lo que podemos ver, estamos capacitados para imaginar también lo que no podemos ver.

3. Su teoría de la percepción se debió desarrollar en oposición a la de Empédocles que creía en la percepción de lo igual por lo igual. Su noción de que la percepción de lo desigual  por lo desigual produce dolor es original y sutil.

Fuente: http://lalagunadeestigia.wordpress.com/2006/06/09/anaxagoras-anaxagoras-de-clazomenas-500-428-a-c/




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