A partir de la demostración (sin duda problemática) de la existencia de Dios, Descartes procede a aprovechar tal figura para apuntalar la reconstrucción del mundo, que la duda metódica había dejado en escombros.
No debemos olvidar que Dios es:
Omnipotente
Supremamente bueno
Estas dos cualidades divinas son esenciales para que Dios se convierta en garantía de:
Del buen funcionamiento de la razón frente a la amenaza del genio maligno.
De mi sentido de la realidad: no me engaño cuando creo que estoy despierto, ni cuando creo que los sentidos nos proporcionan información de algo externo a nosotros, ni de la existencia de mi cuerpo, en el que mi alma ocupa un lugar como ser pensante.
En definitiva, el sujeto pensante ya no está solo, sino acompañado de Dios y habitado en un Mundo material. Se trata, pues, de una realidad basada en tres substancias: cogito o res cogitans, Dios o res infinita, Mundo o res extensa.
A partir de aquí, Descartes se topa con un obstáculo: el problema de las tres substancias (o también, el problema cuerpo_mente), derivado del hecho que la materia y el espíritu son instancias ta diferentes que hay que explicar cómo es posible que interactúen en el caso de los seres humanos, que tienen cuerpo y alma (dualismo). Un problema que Descartes no dejará resuelto, o al menos no satisfactoriamente resuelto.
Para entender este asunto, también hay que tener en cuenta la definición de substancia que Descartes maneja:
Substancia es aquello que puede subsistir por sí mismo, que no necesita para ser de lugar alguno ni depende de ninguna otra instancia (Discurso, parte IV; Meditaciones, III meditación).
En este sentido, sólo Dios es una substancia, pues sólo él depende de sí mismo (osa que Spinoza tendra en cuenta para resolver este problema). El cogito y el mundo material son sustancias que dependen de Dios, que las crea, pero son independientes una de la otra; el cogito, por otro lado, depende epistemológicamente de sí mismo, pues él solo puede llegar a la certeza de que existe sin necesidad epistemológica de Dios.
Tenemos, pues, tres substancias bajo dos formas de realidad:
Dios: res infinita inextensa, realidad espiritual con sus atributos.
Mundo: res extensa infinita, realidad material.
Cogito: res cogitans, inextensa y finita, caracterizada por compartir materia y espíritu en un mismo ser.
Fuente: http://phylosophyforlife.blogspot.com.es/2016/02/descartes-y-la-reconstruccion-del-mundo.html
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