El nombre de escolios (del latín scholium y éste del griego σχόλιον, ‘comentario’) hace referencia a las notas o breves comentarios gramaticales, críticos o explicativos, ya sean originales o extractos de otros comentarios ya existentes, que se insertan en los márgenes de los manuscritos de un autor antiguo como glosa
sucinta. Parecido, se llama así a las notas marginales que en los
textos matemáticos modernos desarrollan una demostración o razonamiento.
Estas notas eran alteradas por los sucesivos Copistas
y propietarios del manuscrito y en algunos casos ampliadas hasta tal
extremo que no quedaba más sitio para ellas y se hacía necesario
pasarlas a un libro separado. Al principio se tomaban de un único
comentario, y posteriormente de varios. Esto es indicado por la
repetición del lema o por el uso de frases tales como «o así», «o por el contrario», «según
algunos», etcétera para presentar diferentes explicaciones. Se
considera a Dídimo de Aleandría el primer erudito dedicado a compilar escolios, práctica que continuó hasta el siglo XV o XVI.
La palabra scholium fue usada por vez primera por Cicerón (Ad Atticum xiv.7). La mayoría de los escolios griegos conservados son anónimos, con las prominentes excepciones de los comentarios de Eustacio de Tesalónica sobre Homero y Juan Tzetzes sobre Licofrón.
Frecuentemente triviales, los escolios contienen mucha información que
no se encuentra en otro sitio, y son de considerable valor para la
corrección e interpretación del texto. Los más importantes son los
hechos sobre Homero (especialmente los escolios venecianos sobre la Iliada, descubiertos por Villoison en 1781 en la biblioteca de San Marcos de Venecia), y, en latín, los de Servio sobre Virgilio, de Acro y Porfirio sobre Horacio y los de Donato sobre Terencio.
Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Escolio
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