viernes, 16 de noviembre de 2012

Zenón de Citio

(Cicio o Citio, Chipre, hacia 334 a.C. - 260 a.C.) Filósofo griego, fundador de la secta del estoicismo. Poco satisfecho de los sistemas que Crates, Estilpón, Jenócrates y Polemón enseñaban en Atenas, inventó a su vez uno, y fundó, en el año 300, aproximadamente, la célebre Escuela estoica o del pórtico, llamada así por enseñar bajo el Pórtico Pintado (Stoà Poikile).

Entre su escritos figuraban La república, Los signos, El discurso, La naturaleza, La vida según la naturaleza y Las pasiones. Todas estas obras se han perdido.

Se le atribuye las premisas fundamentales del estoicismo como "existe un orden a la vez racional y natural de las cosas" y "el bien consiste en el acuerdo pleno del individuo con ese orden". Por otro lado, también debe considerarse como original de Zenón la división de la investigación filosófica en lógica, física y ética, con la primacía de la ética sobre la pura teoría.
 Entre otras cosas parece que, de joven, Zenón fue a consultar a un oráculo y que a su pregunta « ¿Adónde debo ir? » la divinidad respondió: «¡Entre los muertos! » Ahora bien, excluyendo que un oráculo pueda haberío mandado a que lo mataran, el mensaje fue interpretado como una invitación a dedicarse a la lectura de los filósofos muertos, o sea los clásicos. Tuvo como maestros a los platónicos Jenócrates y Polemón y al socrático Estilpón, pero quien más que nadie influyó en él fue el cínico Crates. Obviamente, vale la pena relatar el encuentro.
Zenón acababa de desembarcar en Atenas tras un naufragio. Transportaba púrpura de Fenicia y el barco había encallado cerca del Pireo. El filósofo aquel día se sentiría seguramente aniquilado. No le gustaba el oficio de su padre, tenía treinta años y pensaba que estaba destinado a un tipo de vida absolutamente distinto. Cansado moral y físicamente, fue a descansar a una librería, donde se puso a hojear los Comentarios de Jenofonte. Desde las primeras páginas quedó fascinado por la figura de Sócrates. Leyó cada vez con más ansiedad hasta que en un determinado momento no pudo menos que exclamar: «¡Cómo me gustaría conocer a un hombre de esta clase!» Y el librero, indicándole a un anciano que en aquel momento pasaba delante de su tienda, le dijo: «Sigue a ése.»  Era Crates.

 Zenón, recordando aquel día, solía decir.- «Hice un pésimo viaje de mar y un óptimo naufragio. Después de haber sido alumno de Crates y de otros unos cuantos años, se independizó y empezó a dar lecciones en el Pórtico Pintado de Polignoto, el mismo en donde algunos años antes los Treinta Tiranos habían ajusticiado a mil cuatrocientos atenienses. Ahora bien, como en griego pórtico se dice Stoa, sus alumnos desde entonces fueron llamados estoicos, o, si se prefiere, los del Pórtico.

Como quiera que fuese, los Atenienses lo admiraron tanto que le entregaron las llaves de la ciudad, le ciñeron la cabeza con una corona de oro y le erigieron, después de su muerte, una estatua de bronce. También fue muy apreciado por el rey macedónico Antígono, que, cada vez que visitaba Atenas, no dejaba de asistir jamás a sus lecciones.

 Murió a los setenta y dos años, sin haber estado nunca enfermo, debido a una banal caída que sufrió al salir de la escuela: tropezó en las escaleras del Pórtico. Mientras caía, tuvo tiempo para decir: «Ya vengo, puesto que me llamas», y expiró.
Tuvo muchísimos alumnos. El cómico Filemón, hablando de Zenón, comentaba: «¡Qué extraña filosofía es ésta, en la que hay un maestro que enseña a tener hambre y tantos discípulos lo oyen extasiados! ¡Yo, como muerto de hambre, soy autodidacta!»' Entre esos discípulos recordemos el ya nombrado Perseo, también procedente de Citio; Aristón, apodado «Sirena», inventor de la «teoría de la indiferencia»; Erilo de Calcedonia, Dionisio el Renegado, y los escolarcas, sus sucesores, Cleantes y Crisipo.


Fuentes: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zenon_de_citio.htm

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