viernes, 2 de noviembre de 2012
Jenofonte
a.- La vida de Jenofonte.
Hijo de Grilo, del demo ateniense de Erquia, de familia acomodada, Jenofonte nació en Atenas hacia el 430 a.C. Como otros jóvenes acaudalados practicó la equitación. En el año 401 se dejó convencer por su amigo Proxeno y se alistó en la expedición de Ciro el Joven, que pretendía derrocar del trono a su hermano Artajerjes II. Tras la batalla de Cunaxa, la difícil situación del continente griego y la retirada a través de Armenia hacia el Mar Negro, Jenofonte se decidió a escribir su mejor obra, la Anábasis. Más adelante, junto a Argesilao, que estaba al frente de las tropas espartanas, participó en la batalla de Coronea, poniéndose en contra de sus compatriotas atenienses, lo cual le ocasionó el destierro de Atenas, hecho que no le afectó demasiado, pues los espartanos le distinguieron primero con la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más tarde con una finca en Escilunte, cerca de Olimpia. En un pasaje de la Anábasis describe esta hacienda, donde pasó los mejores años de su vida, y cómo en ella pudo cultivar su alma campesina y guerrera, al tiempo que practicar la caza y la escritura.
La quietud de Esquilunte terminó en 370 a.C., cuando los eleos, enemistados con Esparta, se apoderaron de la localidad después de la batalla de Leuctra. Jenofonte huyó entonces a Corinto, donde pasó los últimos años de su vida. Poco después de esta última batalla, bajo la creciente presión de Tebas, se produjo un acercamiento entre Atenas y Esparta, lo que ocasionó el levantamiento del destierro a Jenofonte, pero no sabemos si hizo uso o no de la posibilidad de volver a su patria. Lo que sí es cierto es que permitió a sus dos hijos servir en la caballería ateniense, y uno de ellos, Grilo, cayó en Mantinea.
Jenofonte murió hacia el 354 a.C. algunos años antes que sus compatriotas Platón e Isócrates, con los que
compartió el afán pedagógico, la preocupación política y la no intervención activa en los asuntos de la ciudad.
b.- La obra de Jenofonte. Escritos históricos. Escritos socráticos. Otros escritos de Jenofonte.
Podemos ordenar la obra de Jenofonte en tres apartados : históricas, socráticas y didácticas, sin que esta división tenga otra pretensión que clasificarlas en tres grupos.
· Obras históricas son: las Helénicas, la Anábasis y el Agesilao.
· Obras socráticas: Memorables, el Banquete y la Apología de Sócrates.
· Obras didácticas: la Ciropedia, Hierón, el Estado de los lacedemonios, los Ingresos, El Hipárquico, Sobre la Equitación, el Cinegético, el Económico, etc.
c.- La ideología de Jenofonte. Actitud de Jenofonte ante el estado ateniense y el estado espartano.
La personalidad de Jenofonte es la de un individuo magnánimo que se afirma con innegable dignidad. Supo aunar su talante aventurero con una visión clara de su entorno histórico y siempre recordó las enseñanzas de Sócrates y defendió los ideales tradicionales helénicos con valor. Es interesante que un hombre de ideas más bien conservadoras haya sido en muchos aspectos un precursor del helenismo: en su tendencia al individualismo, en sus esbozos de nuevos géneros literarios (como la biografía y la novela), en su preocupación por la pedagogía, en sus breves tratados sobre la equitación o la economía,etc.
Su ideal de cultura gira en torno a la asociación de las virtudes y el concepto del deber del guerrero y del agricultor. El egoísmo y la codicia se avienen mal al espíritu del cinegético. Le importa el esfuerzo en conseguir metas, la sencillez y la autenticidad de la vida natural, al margen de las ambiciones políticas y la mezquindad de otros comportamientos ciudadanos.
Propone unos ejemplos de virtud con matices arcaicos y un tanto rústicos, donde se puede observar una cierta simpatía natural hacia ese ideal de vida sobria, simple, tradicional.” Hombre amante de las penalidades y del esfuerzo” como lo calificó R. Nickel.
d.- El método historiográfico de Jenofonte. El moralismo en la obra de Jenofonte.
Jenofonte, como historiador, tiene notables defectos. No es exhaustivo en la recogida de datos, es olvidadizo y margina hechos de primera importancia, cuenta las cosas desde su perspectiva, no tanto por tener interés en ser parcial debido a la simpatía que sentía por los espartanos, que tanto se le ha reprochado, como por su característica ingenuidad.
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