lunes, 3 de octubre de 2016

Agustín de Hipona: Razón y Fe

 Agustín hereda del platonismo una antropología dualista. “El hombre es un alma que se sirve de un cuerpo”:
- El cuerpo es un principio material corruptible.
- El alma es un elemento inmaterial e incorruptible. En el alma se distingue:
- Razón Inferior: tiene por objeto el conocimiento de lo mutable sensible.
- Razón superior: cuyo fin es la búsqueda de la sabiduría, el conocimiento de lo inteligible, de las ideas y de Dios.

Conocimiento Sensible

            Cuando percibimos por los sentidos no se produce conocimiento. Las sensaciones son cambiantes, contingentes. El alma saca de sí misma representaciones de los objetos.

DOCTRINA DE LA ILUMINACIÓN
         
  Cuando el alma conoce objetos como los matemáticos o axiomas, que son verdades inmutables y por lo tanto necesarias y eternas, se produce el conocimiento. Este conocimiento no proviene de la sensación.



El conocimiento verdadero es el conocimiento de lo que auténticamente existe y que es eterno, inmutable y necesario.
     
  ¿Cómo puede conocerlas el hombre? A través de una intervención de Dios que ilumina el intelecto del hombre.

Razón y Fe “DEBO CREER PARA ENTENDER”

         Para Agustín: “La vedad es común a todos”. No hay dos verdades, la filosofía y la religión son los medios de los que el hombre dispone para hallar la verdad. “Dos caminos hay que nos llevan al conocimiento: la autoridad y la razón”. Lo que la filosofía y la religión deben alcanzar es la verdad de Dios.
     
  ¿Qué papel desempeñan la razón y la fe en este proceso de búsqueda de Dios? La razón y la fe se necesitan mutuamente.
ó La razón se esfuerza en hacer comprensible la fe hasta donde es posible. No es absurdo creer.
ó La fe otorga fuerza iluminadora a la capacidad del conocimiento.
La razón sola no puede conducirnos a la sabiduría, no es apta para aprehender la verdad.

DIOS

El principal problema fue demostrar la existencia de Dios, mediante:
El testimonio de la conciencia universal, no es posible la duda absoluta.
Testimonio de todos los pueblos: ninguna prueba en sí demuestra nada, pero todas juntas sí.
Testimonio Personal de la conciencia.
Testimonio del orden y belleza del mundo: tiene que haber un ordenador, un Demiurgo que es Dios.
Testimonio de la verdad externa. Argumento Gnoseológico, puesto que existe la verdad y siendo Dios su fundamento, Dios existe.

Ejemplo: 2+3=5; es una proposición verdadera. Toda verdad tiene que tener su fundamento. Este fundamento no tiene que estar en las cosas creadas (que son cambiantes), el fundamento de la eternidad y de la inmutabilidad de las verdades eternas tiene que estar en un ser que sea inmutable y eterno, este ser sólo puede ser Dios (San Agustín es platónico).

Argumento Ontológico:
Dios = lo + absoluto y lo + grande. Esto se piensa, pero Dios además de ser pensado, existe.

Esencia de Dios

         Agustín afirma que Dios es esencia sin accidente, es el ser mismo, la realidad plena y total, esencia inmutable y perfecta.

Este Dios que es el ser, que es sumamente perfecto, eterno e inmutable, es de modo misterioso uno y a la vez tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La Creación

         Todas las cosas encuentran en Dios su razón de ser. Agustín afirma que antes de la creación del mundo, existían las ideas en la mente de Dios y, usando las ideas como arquetipos supremos, Dios crea la realidad a su imagen y semejanza.
       
 La creación debe ser atemporal, porque no podemos atribuir el tiempo a Dios. La creación es instantánea, porque Dios es incompatible con una acción en proceso.
       
 ¿Cómo se explica la aparición de nuevos seres?
La doctrina de las Razones Seminales: Dios crea todo el universo como potencias invisibles, semillas de las cosas. Estas semillas son el germen de los seres que irán apareciendo en el tiempo, no por evolución sino según la voluntad divina.
     
  El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, siguiendo la Biblia, Dios Padre es concebido como el ser, el Hijo como la sabiduría del Padre, y el Espíritu Santo como amor. Así en nuestra alma se darán las tres facultades:
  • -Memoria.
  • -Entendimiento.
  • -Voluntad
¿Dios es el causante del mal?
         
Piensa mucho en el mal, la presencia del mal es tanto un hecho metafísico (enfermedades) como moral (maldad, crimen). Si  el mundo ha sido creado por Dios, cómo se explica la existencia del mal. ¿Es Dios su causa (maniqueos)? San Agustín reflexiona bajo los seres creados que son corruptibles.

La corruptibilidad, no es un mal en sí, las cosas corruptibles son buenas (Dios creo todo bueno) pero no absolutamente buenas (absolutamente bueno sólo es él, Dios), es decir, las cosas son buenas pero corruptibles, sino fuesen corruptibles serían Dios, y si no fuesen buenas no existirían. Por tanto, todas las cosas son buenas pero no del todo buenas.

Dios ha dado existencia a todas las criaturas y esa existencia es un bien pero el ser de las criaturas no son plenas ni perfectas (serían dioses) sino limitado.
         
Si el mal no es un ser, no tiene que tener un principio o una causa sino que es una privación: “No es lo que es”, sino “Lo que no es” lo que le falta.

Conclusión: todo lo creado es bueno, pero limitado; el pecado lo comete el hombre cuando usa mal su libertad. La libertad también es un bien, pero se puede usar mal.
         
Si Dios existe, ¿por qué existe el mal?
El mal no es algo real, sino la ausencia de bien. El mal no es un ente y no depende ontológicamente de Dios. Sólo Dios es perfecto, el Ser.
        
 Agustín distingue tres clases de mal:

- El mal metafísico. El hecho de ser criaturas supone imperfección. Las cosas son prisioneras de su imperfección.

-El mal moral. Agustín explica el mal moral al introducirse el pecado como consecuencia de nuestra libertad de elegir. De este pecado, fruto de la libertad, sólo es responsable el hombre y no Dios.

- El mal físico. La experiencia de dolor y de la muerte es inseparable a la condición humana. Agustín reconoce que este tipo de mal es fácilmente atribuible a Dios pero el sufrimiento constituye un elemento necesario para la salvación como sucedió en la teología cristiana, con la muerte de Jesús.

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