Biografia
Filósofo peripatético, contemporáneo de Cicerón. Explicó en un principio filosofía en las escuelas de Atenas y fue el año 71 antes de J. C. a establecerse en Roma. Tyranión, el liberto de Lúculo, encargado por Sila de transcribir los libros inéditos de Aristóteles procedentes de la Biblioteca de Apelicón, entregó sus obras a Andrónico para que las revisara. Éste las clasificó, hizo tablas y sumarios de ellas y las enriqueció con numerosos comentarios. Se le atribuye también la palabra metafísica, τά μετά τά φυσιχά. Tuvo entre otros como discípulos a Boecio y Soligenes, al cual encomendó César la reforma del Calendario. Andrónico publicó, como resultado de todos estos trabajos, los manuscritos de Aristóteles y Teophrasto (que le entregó Sila) acompañados de cuadros e índices por él confeccionados, clasificó estos escritos por orden de materias, distribuyéndolas en tratados, y el resultado de sus investigaciones.
Estos trabajos, como los originales del mismo Andrónico de física y acerca de las categorías de Aristóteles, se han perdido casi todos. Por lo demás Andrónico, como casi todos los pensadores latinos, carece de originalidad y su doctrina se reduce al comentario de la aristotélica. Sus obras se han perdido. Los fragmentos de Las virtudes y los vicios, en Stobeo, así como la paráfrasis de los Éticos a Nicómaco, que se han atribuido a Andrónico de Rodas, son de autor más moderno. La última de estas obras se publicó por vez primera con el título de Incerti auctoris paraphrasis, por Daniel Heinsius (Leyden, 1607).
Fuentes: http://www.e-torredebabel.com/Enciclopedia-Hispano-Americana/V2/Andronico-Rodas-biografia-D-E-H-A.htm
http://symploke.trujaman.org/index.php?title=Andr%F3nico_de_Rodas
Metafísica.
A esta palabra, a esta bailarina
lógica, se le ha dicho muchas veces que no baile. O que baile, al
menos, fuera de la pista en la que bailan las bailarinas de la Verdad,
esas que llevan como nombres “Hecho”, “Física”, “Matemática”,
“Conocimiento”, “Pragmatismo”, “Positivismo”.
Se la ha expulsado, paradójicamente, desde posiciones metafísicas más o menos inconscientes.
Una aproximación simple a esta
palabra: creer en la Metafísica es creer en que hay algo -que no se ve-
que mueve lo que se ve. La Física moderna, que afirma estar liberada de
toda Metafísica, cree que hay algo que no se ve -las leyes de la
Naturaleza- que mueven todo lo que se ve.
La palabra parece que la
inventó Andrónico de Rodas en el siglo I a.C. Bajo ese símbolo
-”Metafísica”- se agrupó una serie de escritos de Aristóteles que se
ocupaban de lo que este filósofo denominó “Filosofía primera”,
“Teología” o “Sabiduría”. Estos libros fueron colocados después de los
ocho que componían la “Física”. Así, una opción bibliotecaria instauró
ya un visión sobre la totalidad: habría algo que estudiar, que pensar,
que decir a otros, de lo que está detrás de la Física (entendiendo por
“Física” lo que se presenta más o menos inmediatamente ante los
sentidos).
Pero, ¿qué se presenta ante
los sentidos? ¿Alguien lo sabe? ¿Qué vemos? ¿Alguien ve algo si se le
pregunta qué ve, qué ve en la totalidad del ver?
Y, sobre todo: ¿cómo sabemos
que, efectivamente, hay algo fuera de los sentidos “presentándose”,
disponible para ser incardinado en un modelo mental de naturaleza
verificable… con los sentidos? ¿Cómo salir de los sentidos para “ver” si
hay algo más allá de ellos?
José Ferrater Mora, en su Diccionario de Filosofía, afirma que no hay nada que pueda llamarse “la
metafísica”: “Hay modos de pensar filosóficos muy diversos que
conllevan diversos tipos de metafísicas, a menudo incompatibles entre
sí”. Bueno, esa fue su Metafísica: la creencia en que existe pensamiento
humano y modos distintos de pensar lo pensable.
Un primer uso de la palabra
Metafísica (un uso que creo que puede ser útil para vislumbrar el
poderío de las bailarinas lógicas que bailan en este diccionario) sería
el que la convierte en sinónimo de la palabra “Filosofía”, pero en el
sentido de Filosofía radical: aquella que aspira a dibujar un modelo
donde se expliquen todos los hechos que se presentan
en nuestra conciencia. Son muchos, ¿no? Salvo que hagamos el truco de
coger sólo lo que interesa a nuestras hipótesis. a esos sistemas
legaliformes en los que nos cobijamos. ¿Cabe vivir en la intemperie
meta-sistémica? Sí. De hecho es ahí donde vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario