viernes, 21 de junio de 2013

Cuando Tales de Mileto decidió hacerse rico


Cuando Tales de Mileto decidió hacerse rico con los mismos métodos que Wall Street.

Tales de Mileto es considerado como el fundador de la filosofía occidental, también la primera persona en aplicar el uso del razonamiento deductivo a la geometría y a la que se le puede atribuir un descubrimiento matematico. Algunos historiadores van más allá, catalogándole como el padre de la Ciencia por haber descartado el uso de la mitología para explicar fenómenos naturales. Menos famosa es, sin embargo,  la extraordinaria manera en la que se hizo rico.

A pesar de sus talento e inteligencia, a pesar de haber previsto eclipses o haber calculado la distancia entre un barco y la costa mediante el uso de las matemáticas, Tales de Mileto debía soportar las habladurías de la gente debido a su pobreza.

¿Si eres tan habilidoso por qué en lugar de resolver los problema del mundo no empiezas por los tuyos propios?
¿Si eres tan sabio por qué no te enriqueces, por qué no prosperas en lugar de ser un fracasado? 

Harto de las murmuraciones Tales decidió hacer algo al respecto:
1.- Debido a sus grandes conocimientos en astronomía (y su probable interés en la botánica), previó durante el invierno que la cosecha de aceitunas iba a ser excelente, teniendo eso en cuenta, asumió que disponía de una información de gran calidad para ejecutar un movimiento de inversión.

2.- Reunió el dinero que fue capaz y lo entregó como deposito para arrendar la totalidad de prensas de aceite ubicadas en Mileto y Quíos, la intención era clara: si la cosecha de aceitunas se demostraba copiosa habría una gran demanda y él se encontraría en una posición de monopolio en el sector del prensado.

3.- Firmar el contrato meses antes de la recolecta le ofrecía más ventajas añadidas: al no haber otros licitadores podía obtener el arriendo a un coste más bajo del que sería normal.

4.- Aún así Tales no disponía del dinero suficiente como para alquilar esas prensas, lo que estaba haciendo era utilizar un derivado financiero. Aristóteles, que cuenta la historia del filósofo en el capítulo IV del primer libro de su "Política", no entra en detalles concretos sobre la forma específica del acuerdo. Pero necesariamente debía de tratarse de:

a) OPCIONES: En caso de que Tales hubiera pagado por disponer del derecho a arrendar las prensas si lo estimase oportuno, lo que implicaría que tuviese la posibilidad de no hacerlo si la cosecha de aceitunas fuera mala, perdiendo en esa situación solo el depósito adelantado, es decir, todo el dinero que tenía.

b) FUTUROS: Si Tales se hubiera comprometido además a hacer efectivo el alquiler, careciendo del derecho a volverse atrás.

5.- Decantarse por un contrato del tipo a) o b) dependería de diversos factores:
La OPCIÓN le daría la seguridad de tener las pérdidas controladas en caso de un error de cálculo sobre la cosecha, pero los dueños de las prensas le pedirían un precio por el arriendo y un depósito mayores dado que si Tales se retiraba a última hora ellos deberían buscar un nuevo cliente.


El contrato de FUTUROS ofrecería la ventaja de tener que adelantar una señal más pequeña y obtener un precio de alquiler más bajo pero en caso de un error en la previsión las consecuencias serían desastrosas.


6.- En la práctica el filósofo, con independencia de haber elegido una posibilidad u otra, se estaba apalancando para poder efectuar un negocio que de otra manera no habría podido ejecutar por falta de recursos.Aún así se enfrentaba a perder todo lo que tenía, o todo lo que tenía y mucho más, especialmente en un contexto histórico en el que el impago podía llevar a consecuencias terribles. Tal como señala George Crawford, se trata del primer ejemplo histórico, del uso de derivados financieros del que se tiene información específica.  

7.- Pero al llegar la cosecha su previsión fue acertada y la producción de aceitunas muy alta.
Tales de Mileto, había, además, "arrinconado" a la demanda al monopolizar la oferta de prensado y podía establecer el precio que quisiera siempre que el límite fuera  inferior al transporte de esas mismas aceitunas a otras ciudades.

El filósofo habituado a la pobreza,  el mismo que había calculado la altura de las pirámides, se había convertido en millonario.  

Casi como en una venganza.

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