martes, 11 de marzo de 2014

Presencia de mujeres en el ámbito de las matemáticas

Esta es una pequeña Historia de la presencia de las mujeres en el ámbito de las matemáticas es un relato de discriminación e intolerancia. Podemos remontarnos al caso de Hipatia de Alejandría y su cruel muerte a manos de una turba de fundamentalistas cristianos.
Recordamos también el caso de Sophie Germain, que tuvo que aprender matemáticas por su cuenta, frente a la oposición familiar,  y dedicarse a la investigación sin poder pertenecer a ninguna institución académica, ante la discriminación institucional; aún más, tuvo que ocultar su nombre como M. Leblanc en sus publicaciones, las que impresionaron a matemáticos de la talla de Legendre, Lagrange y Gauss.
O el caso más reciente de Emmy Noether, que a pesar del apoyo de Hilbert y Klein, no pudo obtener un puesto en Gotinga.

Mejor suerte tuvo Sofia Kovalévskaya. Vivó una vida de rebeldía, y fue la primera mujer europea en obtener un doctorado, aunque su temprana muerte (41), nos privó de saber hasta dónde hubiese llegado su genio.  

 
Julia Robinson también fue pionera: se convirtió en la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y primera presidenta de la Sociedad Matemática Americana.

Hoy en día, no hay una discriminación ostensible en el mundo matemático (la Unión Matemática Internacional, la Sociedad Europea de Matemáticas y otras organizaciones de gran entidad están lideradas por grandes matemáticas, y ya hace mucho que las mujeres pueden formar parte de cualquier cuerpo académico, por suerte). Pero quizás podamos hilar algo más fino.

Es cierto que en lo que se refiere a la adjudicación de recursos, evaluación individual o promoción, no hay distinciones por sexo. Pero a pesar de que el número de estudiantes mujeres es elevado en los grados de matemáticas, no ocurre esto con el número de puestos ocupados en las universidades y centros de investigación.

Quizás convendría buscar causas este fenómeno de tijera fuera del mundo académico. La principal, probablemente, es el papel que tradicionalmente se adjudica a la mujer en la sociedad. Y si esto es así, los cambios que se requieren para que las mujeres alcancen los puestos de mayor responsabilidad deben ser sociales. La matematicas  femeninas son inteligentes, laboriosas, razonables y sensatas. No debería haber diferencias entre unos y otras.

Las mujeres han tenido que luchar duro por su derecho a ser consideradas en pie de igualdad con los hombres. No hay que ir muy atrás en el tiempo para recordar aquellos tiempos en los que no tenían derecho al voto o dependían completamente de sus maridos o padres. Afortunadamente, vivimos en una sociedad mucho más tolerante.

Fuentes: http://www.madrimasd.org/blogs/matematicas/2014/03/08/137774

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