Sófocles (en griego Σοφοκλής, Sophoklés, pronunciación griega clásica: [sopʰoklɛ̂ːs]) (Colono, hoy parte de Atenas, (Grecia), 496 a. C. - Atenas, 406 a. C.) fue un poeta trágico de la Antigua Grecia. Autor de obras como Antígona o Edipo Rey, se sitúa, junto con Esquilo y Eurípides, entre las figuras más destacadas de la tragedia griega. De toda su producción literaria sólo se conservan siete tragedias completas que son de importancia capital para el género.
Las principales fuentes de las que proceden sus datos biográficos son la Vida de Sófocles escrita por un anónimo en el siglo I, además de fragmentos dispersos que se pueden encontrar en las obras de Plutarco, Ateneo, Aristóteles y otros autores. La Suda también le dedicó un breve artículo. Otros autores de la Antigüedad, entre los que se puede destacar a Duris de Samos, escribieron también sobre él, pero sus obras no se han conservado.
Sófocles nació en Colono, una aldea cercana a la ciudad de Atenas, dentro de una familia de posición acomodada, en 497 o 496 a. C., según datos de la Crónica de Paros, o en 495 a. C., según el anónimo autor de la Vida de Sófocles. Era hijo de Sófilo, un fabricante de armas. Uno de sus maestros fue Lampro, que lo instruyó en la danza y le enseñó a tocar la lira. A los 16 años estaba al frente del coro que celebró con un peán la victoria de la batalla de Salamina, en el año 480 a. C., donde también participó Esquilo como combatiente y el mismo año que nació Eurípides.
Se le atribuía belleza física pero voz débil. Le gustaban los ejercicios gimnásticos, la música y la danza. Algo más tarde del año 460 a. C. se casó con Nicóstrata, con quien tuvo un hijo: Iofonte, que se dedicó también a la tragedia. Ya con 50 años se enamoró de una meretriz, Teóride de Sición. Con ella tuvo a Aristón, que a su vez fue padre de Sófocles el Joven, por quien Sófocles sentía gran estima y que llegó a ser también escritor de tragedias. La Suda menciona los nombres de otros tres hijos de Sófocles de los que no existen más datos.
Participó activamente en la vida política de Atenas: en 443 o 442 a. C. fue el heletómano, cargo que desempeñaba la persona dedicada a administrar el tesoro de la Liga de Delos. Gracias, en parte, al éxito de su obra Antígona, representada en el año 442, fue elegido estratego, cargo que desempeñó por primera vez durante la Guerra de Samos bajo la autoridad de Pericles, pero la flota que dirigía fue derrotada por Meliso. Es posible que también fuera estratego en el conflicto contra los habitantes de Anea del año 428 a. C. y en 423/422 a. C., en época de Nicias. En 413-411 a. C. perteneció al Consejo de los Diez Próbulos, formado en Atenas tras el fracaso de la Expedición a Sicilia. Según el biógrafo anónimo de su vida, no se distinguió especialmente por sus dotes como político pero amó su ciudad y rechazó invitaciones de autoridades importantes de otras ciudades con tal de no abandonar Atenas. Un relato anecdótico contaba que, habiendo desaparecido una corona de oro de la Acrópolis, Heracles se le apareció a Sófocles y le indicó donde se hallaba esta. Después de que la joya fue recuperada, Sófocles empleó la recompensa que recibió en construir un santuario dedicado a Heracles denunciador.
Según la Suda fue autor de 123 tragedias, pero el anónimo autor de la Vida de Sófocles dice que Aristófanes de Bizancio conoció 130 obras atribuidas a Sófocles pero consideró apócrifas 17 de ellas. Participó por vez primera en las Grandes Dionisias de 468 a. C., donde venció a Esquilo. En total, compitió en 30 concursos de las fiestas Dionisias: venció en 18 de ellos. Además venció 6 veces en las Leneas.
Fue también un teórico: Escribió un tratado Sobre el coro, que se ha perdido, se le atribuye el aumento de dos a tres del número de actores, aumentó el número de coreutas de doce a quince, introdujo la escenografía y fundó el llamado Tíaso de las musas, donde se rendía culto a las musas y se hablaba de arte.
Fue amigo de Heródoto, a quien compuso una oda de la que solo se conserva un breve fragmento. Incluso reflejó en sus tragedias algunos pasajes de la obra del historiador. Otro de sus amigos fue Ion de Quíos. En un fragmento que se conserva de este autor se relata una anécdota de Sófocles en la que destaca su ingenio.
También desempeñó funciones religiosas: fue sacerdote de una divinidad local de la salud llamado Halón y en el año 420 a. C. participó en el acto en que los atenienses adoptaron el culto a Asclepio.
En su vejez se le atribuía cierta tacañería en los temas monetarios e incluso fue llevado al tribunal de justicia por su hijo Iofonte, que pretendía que se le declarase falto de razón y por tanto incapaz para administrar su hacienda, pero salió absuelto cuando recitó parte de su drama Edipo en Colono.
Se cuenta que, tras la muerte de Eurípides, que ocurrió escasos meses antes de la suya propia, presentó en el teatro a su coro enlutado y sin corona, en homenaje a él. Murió en el año 406 o en 405 a. C.
Poco después de su muerte, Frínico, en su obra Las musas, le dedicó un elogio:
"Bienaventurado Sófocles, que después de una larga vida
murió como un hombre feliz e ingenioso.
Hizo muchas hermosas tragedias.
Tuvo un fin agradable sin dolor alguno".
Tras su muerte, fue venerado como si fuera un héroe, con el nombre de Dexio. En los Museos Vaticanos se conserva una copia de una estatua que lo representa que había sido realizada en el siglo IV a. C.
La ironía trágica: el conflicto entre realidad y apariencia
El término «resulta» difícil de definir, pero una posibilidad es decir de ella que es aquella situación del discurso en la que el sentido literal de las palabras del que habla poseen para él un significado distinto, y casi contrario, del sentido con que lo entiende su interlocutor o su auditorio. La ironía verbal está próxima a la paradoja fáctica.
En el teatro de Sófocles se encuentra tanto la primera como la segunda, y de hecho a Sófocles se le considera el auténtico maestro de la ironía trágica, por la que el hombre que parece haber alcanzado el culmen de su fama se precipita de inmediato en las más míseras desgracias físicas o morales. Así, se puede considerar como el colmo de lo irónico/paradójico que Edipo, que desde su honestidad intelectual parece vivir solo para descubrir la verdad, sea el último que se entera precisamente de la gran verdad que ya todo el mundo conoce, que es él el asesino de su padre, el amante de su madre, y que es a la vez padre y hermano de sus hermanos, e hijo y esposo de su madre. Lo sabía el adivino Tiresias, lo sabía el coro, lo sabía su madre. Por saberlo, lo sabían hasta los espectadores; todos menos él, que en otras ocasiones ha sido el mejor sabueso que haya podido salir a la caza de la verdad.
Otro pasaje estupendo de pasaje irónico es la escena en la que intervienen Edipo, el mensajero llegado de Corinto y el antiguo pastor a propósito de cómo verbaliza cada uno de ellos la identidad de quién sea Edipo.
E igual de irónico resulta el caso de Electra, cuando Orestes finge que la urna que trae en sus manos contiene sus propias cenizas. ¿Cómo no ha de resultarle a Electra el colmo de la ironía que ella, que ha vivido toda su vida con la única esperanza de ver el día en que regrese Orestes ve ahora desconsolada que aparece un forastero que anuncia no la llegada del ansiado Orestes, sino las cenizas de su cadáver en una diminuta urna? Otro tanto sucede en Las Traquinias cuando Deyanira está contribuyendo a destruir y aniquilar a quien ansía conservar:
"Pues así tenía yo prometido que, si algún día le veía entrar en casa sano y salvo o lo sabía con toda certeza, le habría de adornar con este vestido y le mostraría a los dioses como nuevo sacerdote de sacrificios con nueva investidura."
O cuando Filoctetes interpreta erróneamente las palabras que le dirige Neoptólemo en los versos 989 y siguientes. En su conjunto, Edipo en Colono es una pieza donde se hace menor uso de la ironía, como sucede también en Antígona.
La ironía de Sófocles, en conclusión, no es una simple ironía retórica, sino de una ironía esencial, existencial.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Sófocles
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