jueves, 14 de julio de 2016

Sofistas: Trasímaco, Glaucón y Calicles

Recojo parte de un artículo  que habla de estos tres sofistas (Trasímaco, Glaucón y Calicles) menos conocidos.

Estos tres sofistas reflexionaron acerca de la naturaleza del nomos y de la ley y, aunque sus afirmaciones puedan parecer en un principio directamente contradictorias, veremos que están íntimamente unidas y que sus doctrinas revelan las caras opuestas de una misma moneda.

Trasímaco, como podemos leer en “La República”, afirma que el nomos no es más que el interés de los más fuertes, es decir, de aquellos que detentan el poder y señala que el justo (el que respeta la ley, el que no soborna ni engaña, etc.) sale siempre perjudicado, mientras que el injusto obtiene siempre beneficio:


  • La injusticia, cuando alcanza el nivel suficiente, es más fuerte, más libre y más dominadora que la justicia y, como decía ya desde el principio, lo justo resulta ser lo que conviene al más poderoso mientras que lo injusto es lo que aprovecha y conviene a uno mismo .




Glaucón retoma este punto de vista e imagina una situación hipotética para argumentar que el único motivo por el cual los hombres obedecen a la justicia es por miedo a ser perjudicados. Sin embargo, si cualquiera de aquellos que habitualmente se comportan de forma justa pudiese volverse invisible y sus acciones pasar desapercibidas:


  • sorprenderíamos al hombre justo siguiendo los mismos pasos que el injusto y yendo a parar a lo mismo, movido por un egoísmo insaciable cuya satisfacción persigue, como algo bueno, toda naturaleza por más que ésta sea obligada violentamente por la ley a respetar la igualdad .


La aportación de Glaucón con respecto a las afirmaciones de Trasímaco es la distinción clara entre naturaleza y cultura.

Finalmente Calicles afirma que el nomos satisface a la masa de los débiles:


  • y es que, pienso, los que imponen las leyes son la mayoría, los hombres débiles. Para sí mismos y para provecho propio establecen las leyes e instituyen qué ha de elogiarse y qué ha de vituperarse… Pienso, en efecto, que se sienten satisfechos si poseen lo mismo que los fuertes, aun valiendo menos .


Esta transmutación de los valores, efectuada por la envidia que los débiles sienten ante los fuertes (como analizará Nietzsche en el siglo XIX con más detalle, remitiéndose precisamente al mundo antiguo) puede parecer opuesta a la afirmación de Trasímaco de que la ley favorece al fuerte, pero esta aparente contradicción queda disuelta cuando observamos que se están utilizando los términos justo e injusto, o fuerte y débil, en distintos sentidos y niveles. Así, se habla de lo justo en relación a la ley o de lo justo en sentido absoluto. En el caso del fuerte y el débil convendría aclarar si se habla de un individuo o de una colectividad (por ejemplo, en el caso de Calicles, los individuos débiles, al unirse, y por ser mayoría, pasan a tener más fuerza que el conjunto de los individuos fuertes, pero no por ello dejan de ser débiles individualmente. Una vez que los débiles han instaurado la ley a su conveniencia han dejado de ser débiles y, como decía Trasímaco, la ley estará favoreciendo a los “fuertes”).

Fuente: http://www.filosofos.net/temas/tema_48/tema_48_6.htm

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