jueves, 7 de junio de 2018

Falacias informales (Prejuicios)

Conclusión irrelevante

La conclusión irrelevante, ignoratio elenchi, refutación ignorante o eludir la cuestión, es la falacia lógica de presentar un argumento que puede ser por sí mismo válido, pero que prueba o soporta una proposición diferente a que la que debería apoyar. Aristóteles creía que todas las falacias lógicas podían ser reducidas a ignoratio elenchi. También en algunos casos estas conclusiones irrelevantes son intentos deliberados por parte de manipuladores, expertos en falacias lógicas, de cambiar el asunto de la conversación. Véase también Defensa Chewbacca.

Ejemplo: «Pablo es un buen deportista y debe ganar la copa. Después de todo, es un buen tipo, ha donado mucho dinero y es católico». Hecho: Las donaciones o preferencias religiosas no tienen que ver con el merecimiento de un trofeo o rendimiento deportivo.



Tu quoque

Tu quoque (en latín 'tu también'), es un tipo específico de ignoratio elenchi porque se basa en que la premisa o consejo presentado por una persona es falsa porque esta misma persona no la sigue.

Ejemplo: «Thomas Jefferson decía que la esclavitud estaba mal. Sin embargo, él mismo tenía esclavos. Por lo tanto se deduce que su afirmación es errónea y la esclavitud debe estar bien».

Argumentum ad hominem

El argumentum ad hominem o argumento dirigido al hombre consiste en replicar al argumento atacando o dirigiéndose a la persona que realiza el argumento más que a la sustancia del argumento. Tu quoque en el que se desvelan trapos sucios suele ser un mecanismo.

Ejemplo: Dices que este hombre es inocente pero no puedes ser creíble porque tú también eres un criminal.

Falacia del hombre de paja

Una falacia del hombre de paja o argumentum ad lógicam, es una falacia lógica basada en la confusión de la posición del oponente. Generar un «hombre de paja» es crear una posición fácil de refutar y luego atribuir esa posición al oponente para destrozarlo. En realidad el argumento real del oponente no es refutado sino el argumento ficticio que se ha creado. El nombre viene de los hombres de paja que se usan para entrenar en el combate y que son fáciles de abatir. Es decir, se atacan los flecos o posibles malinterpretaciones que se puedan hacer de la premisa. Ejemplo: Pedro: «Pienso que los niños no deberían correr por calles con mucho tráfico». Juan aprovecha y crea una posición clara de ataque: «Yo pienso que sería estúpido encerrar a los niños todo el día sin respirar aire limpio». De esta manera, Juan puede atacar una posición radical y fácil que Pedro nunca quiso dar a entender. La única manera de evitar el hombre de paja es que Pedro lo destruya antes que Juan o poner en evidencia la intención de Juan de crearlo para confundir.

El arenque rojo

La falacia del arenque rojo (del inglés red herring), también conocida como falacia de la pista falsa y seguir la zanahoria, se comete cuando alguien introduce material irrelevante al asunto de discusión, de manera que desvía la atención de todos hacia una conclusión incorrecta. El nombre proviene de un arenque rojo que se usa para alargar las cacerías de los zorros llevando a los perros de caza por una pista equivocada. El olor intenso del arenque rojo confunde el rastro.

Ejemplo: «Usted puede decir que la pena de muerte es un medio ineficaz para prevenir el crimen, pero… ¿y las víctimas del crimen? ¿Cómo piensa usted que se sienten los familiares de las víctimas al ver que el hombre que asesinó a su hijo es mantenido en prisión a costa de ellos? ¿Está bien que deban pagar por el alimento y alojamiento del asesino de su hijo?».

Argumento a silentio

La falacia del argumento a silentio o argumento desde el silencio consiste en considerar que el silencio de un ponente o interlocutor sobre un asunto X prueba o sugiere que el ponente es un ignorante sobre X o tiene un motivo para mantenerse en silencio respecto a X. En relación con esta falacia, es necesario hacer referencia a la doctrina jurídico-procesal llamada «de los actos propios», por la cual, en una de sus aplicaciones más frecuentes, si una de las partes en un proceso no alega cierto hecho, dato, prueba o argumento disponiendo de trámite para hacerlo, se presumirá que carece del mismo. Por tanto, aunque lógicamente el argumentum a silentio o ex silentio es una falacia, porque el silencio de un interlocutor no puede tomarse como prueba de certidumbre de lo dicho por un interlocutor contrario, en el terreno de la pura retórica puede ser un indicio de falta de argumentos o de falta de capacidad para contrarrestar dialécticamente los argumentos expuestos por la adversa. Esta presunción se realiza en el terreno jurídico por ser este un terreno subjetivo marcado por leyes que están hechas para que la mayoría pueda quedar satisfecha. Y esto es así porque la mayoría posee el prejuicio de que el silencio de un interlocutor implica la falta de argumentos o un motivo particular para tenerlo y también porque el que rompe el estado de normalidad tiene la obligación de probar con argumentos las acusaciones.

Hipótesis ad hoc

En filosofía y ciencia, una hipótesis ad hoc, es hipótesis agregada a una teoría filosófica o científica para salvar la teoría de ser rechazada o refutada por sus posibles anomalías y problemas que no fueron anticipados en la manera original. Véase también falacia del francotirador en el que las consecuencias o el orden lógico que se supone debería preverse se desarrolla después de ver los datos. Filósofos y científicos se comportan de manera escéptica ante las teorías que continuamente y de manera poco elegante realizan ajustes ad hoc o hipótesis ad hoc ya que estas son con frecuencia características de teorías seudocientíficas. Gran parte del trabajo científico recae en la modificación de las teorías o hipótesis ya existentes, pero estas modificaciones se distinguen de las modificaciones ad hoc en que los nuevos cambios proponen a su vez nuevos medios o contraejemplos para ser falsificados o refutados. Es decir, la teoría tendría que cumplir con las nuevas contenciones junto con las anteriores.

Falacia por asociación

Una falacia por asociación es un tipo de falacia lógica que sostiene que las cualidades de uno son intrínsecamente o esencialmente cualidades de otro simplemente por asociación. Las falacias por asociación son un caso especial de ignoratio elenchi o refutación ignorante, en relación a que el argumento de réplica no tiene que ver con el tema o asunto tratado sino que el asunto es deliberadamente modificado para divergir en un tema mejor defendible.

Algunos ejemplos de falacia por asociación son: «Algunas obras caritativas son fraudes. Por consiguiente todas las obras caritativas son fraudulentas» o «Bush quiere invadir Irak. Bush es un republicano. Por consiguiente todos los que apoyan la invasión de Irak son republicanos». Véase también Reductio ad Hitlerum.

Ad ignorantiam

Un argumento ad ignorantiam o argumento dirigido a la ignorancia afirma que una premisa es verdadera solo porque no ha sido probada como falsa o que la premisa es falsa porque no ha sido probada como verdadera. Esto es una falacia porque la veracidad o falsedad de cualquier afirmación es independiente de nuestro conocimiento. Si bien es cierto, sin conocimiento o prueba no se puede ejecutar ninguna acción sin riesgo. Es decir, esta falacia produce que si uno, es decir, subjetivamente o debido a nuestro propio conocimiento encuentra una premisa increíble o poco probable, la premisa puede ser asumida como no verdadera o alternativamente que otra premisa más conocida o preferida pero no probada es la verdadera o la más probable. Con esto, lo que se hace es subjetivizar el estado de verdad o falsedad de las cosas al propio conocimiento o familiaridad del individuo con estas, algo que evidentemente es erróneo. Véase también el modelo de navaja de Occam es decir, un argumento dirigido a la complejidad, que aunque falaz, estrictamente, es un método que inevitablemente a falta de pruebas se sigue usando porque guarda una verdad implícita: en igualdad de condiciones, la sencillez es preferible a la complejidad.

Falacia del efecto dominó

Una falacia del efecto dominó o pendiente deslizante es un tipo de falacia lógica que argumenta que si se realiza un determinado movimiento o acción en una determinada dirección esta generará una cascada de eventos uno tras otro en la misma dirección. Esta falacia está basada en las falacias de asociación, las falacias de causa simple, las falacias post hoc, ergo propter hoc y sobre todo en la falacia de recurso de probabilidad que conduce a la paranoia. La falacia consiste en que una vez realizado el primer movimiento en una dirección se continuará inevitablemente en la misma dirección, algo que es probable pero que no debe considerarse cierto. Para evitar caer en la falacia se deben aportar argumentos para la conexión entre los sucesos y tener en cuenta que a medida que se desencadenan más sucesos la probabilidad de que estos ocurran es siempre menor. Este tipo de argumentación es beneficiosa en demagogia ya que aprovechando el sesgo de falsa vivencia consigue despertar la paranoia y el miedo en los receptores.
La probabilidad de un suceso no implica su certeza. Esta falacia se usa también con la falacia del hombre de paja de la siguiente manera:
 1) A sucede;
2) B inevitablemente sucederá (se aplica la falacia del efecto dominó);
3) B es un suceso detestable (es un suceso fácilmente defendible al que el locutor no quería llegar);
4) por consiguiente A también es detestable (consecución de la falacia del hombre de paja. La conexión entre el suceso A y suceso B puede ser falaz o no serlo y depende de si se aportan suficientes argumentos.

Recurso a las emociones

La falacia del recurso a las emociones es una falacia en la que el locutor trata de manipular las emociones del receptor, más que usar argumentos válidos, para demostrar la validez o invalidez de los argumentos del contrario. Dentro de esta falacia se encuentran otras como, recurrir a las consecuencias, recurrir al miedo, recurrir a la culpa, recurrir al ridículo, recurso del victimismo y demás falacias en las que las emociones o estados subjetivos de uno o varios individuos se usan como argumento para demostrar la veracidad o falsedad de una aseveración. Especial atención para el recurso del victimismo en el que se mezclan el Argumentum ad hominem ataques o argumentos sobre las personas y una apelación a las emociones.

Recurso al victimismo

La falacia del recurso del victimismo.


  • Pedro: Antonio pesa 50 kg.
  • Juan: Eso no es cierto, Antonio pesa 100 kg, lo pesé hoy con la báscula.
  • Pedro: Tú siempre me estás atacando afirmando que miento. Tratas de imponer tu punto de vista, eres injusto. Haz el favor de disculparte: mi opinión merece ser respetada y no puedes imponer la tuya sobre la de los demás. Eres un dictador».

Aunque lo predicado por Pedro pudiera ser cierto no tiene nada que ver con la verdad o falsedad del argumento, pero permite desviar la atención de los datos y verdaderos argumentos. La mejor manera de evitar la falacia es poner en evidencia que el tema tratado y el recurso de victimismo son temas diferentes y que deben tratarse por separado.

Falacia de recurrir a las consecuencias: El futbolista hizo todo lo que pudo, de otra manera no se hubiera ganado; donde se recurre a la consecuencia positiva o a la felicidad del momento para ganar aceptación.

Falacia de recurrir al miedo

Falacia de recurrir al miedo o argumentum ad metam o argumentum in terrorem: Si no te gradúas siempre serás pobre o Dios existe y si no crees en él, arderás en el infierno o si no actuamos ahora después será demasiado tarde. Ninguno da argumentos sobre su premisa principal, tan solo se limitan a presentar una ilusión negativa o falsa vivencia que afecte a las emociones del otro.

Recurso al ridículo

La falacia del recurso al ridículo se parece a la falacia del recurso a las emociones, porque se presentan los argumentos del oponente de modo que estos parezcan ridículos o irrisorios. Con frecuencia esta falacia es una extensión de un intento por crear una falacia de hombre de paja del argumento actual.

Ejemplo: «Si la teoría de la evolución fuera cierta, ¡sería decir que tu abuelo era un gorila!»

Otro ejemplo:

  • Pedro: Deberían subir el precio de las balas.
  • Juan: ¡Claro, ¿te imaginas que al irte de caza tuvieras que pedir un crédito para poder comprarlas?!

En esta falacia se ridiculiza el argumento. No confundir con la falacia de argumentum ad hominem en el que se ataca a la persona para derrumbar su argumento. Tampoco confundir con reductio ad absurdum (reducción al absurdo) o prueba por contradicción que correctamente construida no es una falacia sino un argumento válido y lógico que además es usado en matemáticas. Reducción al absurdo significa encontrar una excepción de alguna premisa que de manera consensuada o probada la haga falsa o absurda.

Ejemplo:

  • Pedro: No vayas a la fiesta.
  • María: ¿Por qué no?
  • Pedro: Porque hay chicos que se aprovechan.
  • María: Ok, entonces tampoco iré a la universidad, puesto que también hay chicos aprovechados.

El anterior ejemplo usa la reducción al absurdo para rebatir el argumento de manera lógica y veraz. Esto obliga a modificar y a expresar un nuevo argumento a Pedro.

Otro ejemplo lógico de reducción al absurdo podría ser: «Pedro: Todas las creencias tienen igual validez. Juan: Yo creo que no todas tienen validez. Juan: Como tú dices que todas tienen validez y la mía es una creencia, esta también debe ser válida, por lo que te contradices.»

Falacia de la empatía

Una falacia de la empatía es un argumento falaz que subjetiva a la propia valoración de la realidad las verdaderas sensaciones de los demás. Esta falacia asume que si algo es bueno para mi entonces debe ser bueno para los demás sin preguntar. En su versión más fuerte puede derivar en acciones prejuiciosas cuando se cree que dicha bondad debe ser compartida o impuesta. Al mismo tiempo, si algo es malo para uno mismo entonces también lo será para los demás. Esta falacia justifica el colonialismo y es la justificación para las imposiciones de creencias o de culturas. Esta falacia en su versión fuerte asume no solo que la nueva creencia es mejor, sino que es necesaria imponerla puesto que los demás no son capaces de elegirla libremente. En su versión débil la falacia es solo un caso de generalización apresurada, que al final puede llevar fortuitamente a una conclusión acertada.

Ejemplo: Y Jesús dijo: amarás al prójimo como a ti mismo. Desde la perspectiva de la lógica y considerando que la intención de la frase era crear una regla general de conducta que mejorara las relaciones entre las personas (entiéndase incrementar el estado de felicidad de todas las partes), la frase es falaz. Primero porque considera que se realizará una buena percepción subjetiva del propio estado, segundo que dicha percepción subjetiva es positiva para los demás y tercero porque ordena e impone tu propia percepción a los demás sin llegar a comprobar que esa percepción es aplicable a los demás.

Otro ejemplo: «Estados Unidos es un gran país. Estados Unidos es así por la cultura y sabiduría del pueblo estadounidense. Deberíamos invadir los demás países para librarlos de la pobreza».

Argumentum ad populum

Un argumentum ad populum, o argumento desde el pueblo, es un argumento falaz que concluye que una proposición debe ser verdadera porque muchas personas lo creen así. Es decir, recurre a que «si muchas personas lo creen así, entonces será así». En ética el argumento falaz sería «si muchos lo encuentran aceptable, entonces es aceptable». Esta falacia hace uso del prejuicio efecto carro ganador. Esta falacia es un tipo de falacia genética o basada en el origen de las cosas. Es una falacia porque el mero hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no soporta o no la hace necesariamente correcta o verdadera. Esto se basa en que si una opinión individual puede ser incorrecta, entonces la opinión sostenida por muchas personas también puede serla. La veracidad o falsedad de una afirmación es independiente o no reside en el número de personas que creen en ella. Esta falacia se usa mucho en publicidad. Ejemplo: «50 millones de fanes no pueden estar equivocados» o «la marca X es la marca líder en Europa, por eso deberías comprar productos de esta marca» o «la mayor parte de la gente del planeta cree en algún dios, y no se conocen entre sí, eso no puede ser coincidencia: Dios debe existir» o «los ecologistas dicen que el calentamiento global está sucediendo porque la mayoría de los científicos dicen y lo creen así». Esto es una afirmación falaz, sin embargo, la ciencia trabaja sobre la evidencia, no el voto popular. Así, es más apropiado fijarse en las evidencias que se presentan que en el número de personas que lo afirman o lo niegan. Esto lleva a que los resultados en democracia no pueden catalogarse como buenos o malos por el número de votantes; tan solo se puede afirmar que el resultado es el que el mayor número de personas quiere y eso, en democracia, debe ser suficiente. Votar por una solución o voto plural como método para saber si una afirmación es cierta o falsa es falaz e incorrecto. Un espectador de un juicio que observa una votación y no los argumentos no puede deducir después de la votación o por el resultado si lo votado es cierto o no. Esto es así porque la votación pudo haberse llevado a cabo a través de los prejuicios y no a través de los argumentos. De igual manera, si la lógica es llevada solo a través de argumentos sólidos no sería necesaria la votación. Tanto la democracia como los juicios no obvian esto sino que simplemente hacen la falacia irrelevante definiendo leyes que son más subjetivas que objetivas. Es decir, no se trata de hallar la verdad o lo mejor posible sino de encontrar una solución que agrade a la mayoría en las circunstancias históricas y culturales del momento. En los juicios por votación existe para evitar, en lo posible, un efecto carro ganador, la presunción de inocencia y además la idea de que la simple posibilidad, suposiciones o pruebas circunstanciales no deben ser tenidas en cuenta por el jurado.

Existen excepciones como en etiqueta y protocolo. Estas solo dependen de la aceptación mayoritaria de estos, es decir, son totalmente subjetivos al número así que un argumento ad populum no es falaz en estos casos. Esto es así porque las convenciones aceptadas no se definen y no deben asumirse como verdaderas/falsas, mejores/peores sino solo como convenciones o reglas a usar en el momento actual. Así su veracidad se encuentra indefinida y tan solo es considerada una regla de uso. Esto se aplica solo para esos casos en los que ambas partes entiendan el término convención y no asuman verdad en ello. Otro punto aparte sería si merece la pena evitar una «convención» o «protocolo» con los posibles gastos energéticos y riesgos de eficiencia que supone en favor de otro protocolo argumentado verdadero. En esos casos intervienen muchas variables pues ya se trata de una «acción» de cambio y los modos de ejecutarla dependen de otros factores más que de su estado de verdad o falsedad.

Ejemplo: En Rusia la mayoría piensa que es cortés entre hombres besarse en cada encuentro. Por consiguiente, es cortés para los hombres hacerlo en Rusia. Otra excepción es cuando el argumentum ad pópulum implica implícitamente un argumento «de seguridad» por convención pero no se centra en si es mejor o peor el sistema. Ejemplo: Todos conducen por la derecha. Por tanto, para no tener problemas deberías conducir por la derecha.

Argumentum ad nauseam

Un argumentum ad nauseam, o argumento hasta la náusea, es un tipo de falacia dirigida a las emociones en el que las personas creen que una afirmación es más probable de ser cierta o más probable de ser aceptada como verdad cuanto más veces ha sido oída. Esta falacia está dirigida a las emociones porque el hastío o ad náuseam que se genera subjetivamente o en cada persona por la repetición de la afirmación es tal que puede hacer cambiar el concepto de esta sin llegar a escuchar ningún argumento válido. De esta manera, un argumentum ad náuseam es aquel que emplea repetición constante de una afirmación hasta que los receptores se convencen de esta. Este tipo de técnica falaz es usada mucho en política donde sin emplear argumentos, pruebas o evidencias de un hecho se repite una y otra vez la misma afirmación hasta la conversión. Sin embargo, por mucho más que se repita o más esfuerzo se ponga en hacerlo, esto no hace a la afirmación más real o verdadera. Esta falacia viene de la falsa creencia de que si alguien se molesta o dedica tanta energía para la repetición de un mensaje es porque este debe ser más veraz que otro que no se molesta o puede rebatirlo.

Argumentum verbosium

Un argumentum verbosium, o argumento por verbosidad o palabrería, se produce cuando un argumento es tan complejo, tan extenso y tan pobremente presentado por el ponente que los demás están obligados a creerlo y asumen que es cierto. Esta asunción se produce, con frecuencia, para evitar el gasto energético y en el tiempo del ponente para examinar los detalles. Al mismo tiempo, debido a la intimidación por complejidad que el ponente desarrolla y al riesgo al ridículo por desconocimiento. Véase sesgo de la debilidad y fortaleza. Esta falacia tiene como epítome la siguiente frase: «Si no puedes convencerles con tu brillantez, entonces desconciértalos con todos los detalles». Este tipo de falacia es muy común en círculos académicos y en los medios de comunicación.

Ejemplo: «El proyecto fin de carrera de Pedro es mejor y debe tener razón, ha escrito mucho y es que tiene más de 500 páginas, el de Albert Einstein solo tenía 50». El número de páginas de un documento y complejidad aparente y subjetiva no es un factor relacionado con la calidad y veracidad de un documento. De hecho es tan solo un dato anecdótico, las grandes obras e ideas científicas se han desarrollado en artículos de no más de 30 páginas. Para realizar una aseveración se debe comprender el contenido en otro caso hay que abstenerse de hacerla.

Segundo ejemplo: Suponga que alguien quiere convencerle de que volar es muy peligroso. Si se aplica argumentum verbosium se expondrían muchísimos datos, como el número de accidentes en los cincos años pasados, el número de personas que han muerto, luego lo mismo divididos por líneas aéreas y así hasta aportar 25 estadísticas diferentes. Esta magnitud de datos sonará convincente debido al prejuicio cognitivo por el sesgo de la debilidad y fortaleza. Sin embargo, esto no cambiará la realidad demostrable de que volar es el modo más seguro de viajar porque en este caso el número de accidentes no es tan relevante como la relación entre el número de vuelos y el número de accidente o el porcentaje de accidentes/vuelo seguro. Cuando se entrega un gran número de estadísticas el público tiende a dejar de examinar la calidad, relación directa, relevancia y validez de las estadísticas y las acepta confirmando que su número o complejidad técnica es igual a su veracidad.

Tercer ejemplo:

  • La presentación de Lucas ha durado una hora, no he podido entender nada, debe de ser un genio.
  • La presentación de Pedro estuvo bien, lo he entendido todo, ¡no sé cómo no se me ha ocurrido a mí! Lo que hace lo puede hacer cualquiera.


En este ejemplo se comete la falacia de considerar ciertos los datos aportados cuando no se ha llegado a entenderlos. Cuando un tema no se comprende, entonces no es posible dar una opinión al respecto. Únicamente se puede decir que Lucas no ha podido a hacerse entender. Las razones para ello tampoco deben asumirse. Es decir, es posible que la falta de entendimiento no se deba a una asumida experiencia del receptor. Por esto mismo es necesario un diálogo o reacción del público y este debe ser siempre respetado y fomentado.

En muchas culturas se desaprueba el cuestionamiento de las autoridades y la aclaración precisa y diáfana de los contenidos. Esto es lógicamente incorrecto. Esto es así porque el motivo de los documentos, exposiciones, explicaciones y el fin de la comunicación es llegarse a entender es decir, transmitir el mensaje correcto.

Se ha visto que los comentarios anónimos incrementan el número de preguntas. Lo cual, apunta a que muchos evitan el cuestionamiento debido precisamente al argumento por intimidación o Argumentum verbosium. La manera de eliminar estos perjudiciales comportamientos que pueden socavar la credibilidad, a largo plazo, de cualquier materia, es demandando una síntesis, lenguajes más explícitos, la verdadera divulgación por personas realmente capacitadas en estos temas y el escarmiento y exposición de estos galimatías, si todo esto no funciona, entonces se debe buscar activamente un mejor divulgador y mostrar disconformidad abandonando la sala. Un buen divulgador sigue la siguiente frase «Que sea sencillo pero no incompleto».

Por otro lado, La falacia contraria vendría del argumento de cuanta mayor sencillez más certera es una aseveración. Este razonamiento incorrecto no debe confundirse con la navaja de Occam. La Navaja de Occam expone que en igualdad de condiciones es preferible la sencillez a la complejidad entre dos teorías y no se manifiesta acerca de su veracidad. Karl Popper argumentaba que las teorías simples no necesitan apelar por consideraciones estéticas. Tomas de Aquino expresó: «Si una cosa se puede hacer adecuadamente por medio de una cosa, es superfluo hacerla por medio de varias».

Karl Popper exponía que la preferencia puede estar justificada por el criterio de falsabilidad. Se prefieren las teorías simples a las teorías más complejas porque las sencillas poseen mayor contenido empírico para ser puestas a prueba en el futuro y por eso son más fácilmente falsables (Popper 1992). En otras palabras, las teorías simples cubren un mayor número de casos que las teorías complejas y por tanto son más fáciles de falsar.

Por ejemplo, suponga dos teorías arbitrarias que no disponen de más argumentos que su enunciado. Ambas pueden ser falsas o quizás solo una de ellas verdadera: (a) el mundo es plano; (b) el mundo es una tortuga gigante que vuela por el espacio. Es conocido que ambas teorías son falsas pero aceptar la teoría B supondría aceptar que de todas las configuraciones posibles la de la tortuga con su textura, dureza y cualidades es la única posible lo que limita y restringe el contenido empírico mientras que la teoría A restringe el mundo, en menor medida, a una geometría plana sin suponer mayores variables. Cuando estas teorías pudieran ser falsables la primera que podría serlo sería la teoría A por presentar más casos en los que se debe cumplir.

Argumentum ad verecundiam o recurso a la autoridad

Un argumentum ad verecundiam, o apelación a la autoridad, es una falacia que consiste en basar la veracidad o falsedad de una afirmación en la autoridad, fama, prestigio, conocimiento o posición de la persona que la realiza. Un tipo especial de esta falacia es la falacia argumentum ad crumenam donde se considera más veraz una afirmación porque la persona que la realiza es rica o por el contrario en argumentum ad lazarum porque el pobre o de menor clase quien la realiza. La veracidad de un hecho o afirmación no depende, en último estado, de la persona que la realice sino de las pruebas, evidencias o argumentos que se presenten. Esta falacia también puede considerarse una variante del argumentum ad hominem ya que también subjetiviza la veracidad o falsedad de una afirmación en la calificación de un individuo. Sin embargo, al igual que a través de la experimentación se tratan de encontrar excepciones y si no se encuentran se puede considerar una teoría como verdadera, igualmente se puede hacer con las autoridades. Un argumento que apela a la autoridad y no falaz sino lógico en función de sus premisas sería:
1) A realiza una afirmación B
2) A nunca está confundido, equivocado o deshonesto
3) por lo tanto la afirmación, evidencia o prueba B debe ser tomada en consideración que no como cierta.

Tanto como la premisa 2 sea cierta su conclusión también lo será. Así apelar a una autoridad puede ser lógicamente correcto mientras haya sido suficientemente probada su autoridad y no se hayan encontrado excepciones. Esto no quiere decir que la afirmación sea cierta y no se encuentre una excepción pero esto es algo que es inevitablemente y energéticamente hablando no puede evitarse por el número de pruebas y test que deberían hacer para tomar decisiones. Por otro lado, las personas se equivocan y además con frecuencia lo que deja escaso margen para que la premisa 2 no tenga excepciones. Ejemplos falaces son los siguientes: «esa afirmación es verdad, porque lo he visto en televisión» o «esto debe ser verdad porque aparece en Wikipedia» o «lo dice la revista científica Nature, por consiguiente debe ser cierto». En todos estos casos si no se conocen o se ha experimentado con las fuentes se genera un ipse dixit.

Ejemplo de argumento falaz debido a la apelación de la autoridad: El catedrático de economía de la prestigiosa universidad de Harvard Martin Feldstein es asesor de la administración del gobierno de EEUU. Martin Feldstein y Glenn Hubbard defienden que la regulación del mercado financiero frena el crecimiento de la economía y por tanto las inversiones de los bancos y su deuda no deben regularse. Seguro que él no pudo haber pasado por alto los peligros de la codicia especulativa y arriesgada de un mercado descontrolado. Por tanto, la crisis económica del 2008 no es debida a la falta de regulación.

Argumentum ad antiquitatem

Un argumentum ad antiquitatem es una falacia lógica típica en la que una tesis es proclamada como correcta basándose en que esta ha sido tradicionalmente considerada correcta durante mucho tiempo. En definitiva, «esto es correcto porque siempre se ha hecho de esta manera». Este argumento hace dos suposiciones: 1) que la antigua manera de pensar fue probada como correcta cuando se introdujo (lo cual puede ser falso, ya que la tradición puede estar basada en fundamentos incorrectos); 2) las razones que probaron este argumento en el pasado son actualmente vigentes para hoy. Si las circunstancias han cambiado esto puede ser falso. Por otro lado, esta falacia también asume que mantener el statu quó es preferible o deseable ante la posibilidad de un cambio, lo cual puede ser también incorrecto.

Ejemplo: «En Navidad siempre hemos traído a casa árboles arrancados del bosque, ¿por qué ahora tendremos que comprar uno de plástico?» Véase también su versión opuesta argumentum ad novitatem. En ambos casos no se dan argumentos que apoyen los cambios sino apelaciones a que lo mejor es lo antiguo o lo nuevo respectivamente.

Falacia de las muchas preguntas

La falacia de las muchas preguntas es una falacia que es realizada cuando alguien hace una pregunta que presupone algo que todavía no ha sido probado o aceptado por todas las personas envueltas. Esta falacia es con frecuencia usada retóricamente para dar a entender la presunción o conocimiento de la respuesta a la pregunta por parte del que la realiza. Ejemplo: «¿Sigues saliendo a comer con tu mujer?». La respuesta tanto afirmativa como negativa admitiría que la persona tiene mujer y que al menos antes salía a comer con ella. Estos hechos son presupuestos por la pregunta. Se trata de una falacia porque se asume la verdad o se presuponen algunos hechos a la hora de hacer la pregunta compleja. Esto no quiere decir que no sean ciertos pero si que no deben creerse, por los demás oyentes, como ciertos hasta no recibir la respuesta. Para evitar estas asunciones lo mejor es no responder la pregunta ya que no se dará ninguna información extra. Para evitar hacerlo se puede responder con otra pregunta que apunte al porqué de las asunciones o denotar o mostrar que la pregunta está envenenada y ha presupuesto algunos hechos. Si no es posible evitar responder entonces la respuesta debe ser completa y negar las presunciones.

Ejemplo: ¿Todavía golpeas a tu esposa? Una respuesta negativa significará que la persona ha pegado a su esposa en un momento anterior, la afirmativa que no solo que lo haces en la actualidad sino que lo haces desde tiempo atrás. En este tipo de preguntas se da por supuesto el hecho por el que se pregunta, y si este hecho no ha sido asumido antes por los interlocutores, la pregunta se vuelve capciosa: se incurre en la falacia de las muchas preguntas.

Dos errores hacen un acierto

Dos errores hacen un acierto es una falacia lógica que ocurre cuando se asume que si un error es cometido, otro error podrá cancelarlo. La falsedad o equivocación en un comentario o acción no hace más necesario, loable o racionalmente prudencial realizar otro acto equivocado en represalia. Este tipo de falacia se reproduce en la ley de talión o en el ojo por ojo. Véase alternativa Cesare Beccaria. Es debida a varios sesgos como sesgo de simetría, fenómeno del mundo justo. El problema no reside en saber qué se considera error o si se considera un error y un acierto la represalia. La falacia no está en la definición de las dos acciones iniciales sino en considerar que el resultado está definitivamente, por cancelación, ligado a un acierto o a un error. La idea de que un error es cancelado por otro viene de la semejanza o ilusión de serie que existe con las leyes físicas donde una fuerza en una dirección genera otra fuerza simétrica, de igual magnitud, pero en sentido opuesto. Sin embargo, la ley no se pronuncia sobre el acierto de la fuerza en un sentido y del otro, es decir, no se pronuncia sobre la idoneidad o finalidad de este comportamiento. Es decir, en física esto no se puede cambiar pero en los comportamientos sí y si una reacción diferente conduce a una mejor consecución de acontecimientos, esta debería tomarse. En dos errores hacen un acierto se obvia esto y directamente se asume que la reciprocidad o proporcionalidad es lo que traerá mejores consecuencias. De esta manera muchos pueden encontrar argumentos para justificar que en defensa propia uno puede responder con violencia a la violencia pero no podrán ligar un resultado positivo debido solo a una cancelación de efectos. Es más, en la guerra fría, la amenaza nuclear en represalia a otra amenaza nuclear fue usada y aunque evitó la guerra creó una escalada armamentística. Es decir, ligar el resultado a un acierto debe hacerse con otros argumentos más que la pura cancelación de dos efectos nocivos. De otra manera, se pueden entrar en ciclos de violencia, acumulación de armas, escalada de desconfianza, y otros errores en incremento, cuando la otra parte usa la misma lógica.

Ejemplo: «Juan: Llamé a mi jefe y lo llamé idiota. Puedo volver a llamar y llamarle idiota pero diciendo que soy Susana.» Aunque el segundo hecho perjudicial puede aparentemente cancelar mi primer error no se puede asumir un acierto y salir sin problemas del atolladero. Se podría hacer lo correcto y disculparse y quizás el resultado hubiera sido también acertado. La cuestión es que tanto lo uno como lo otro no liga a un resultado si no hay argumentos que lo apoyen como la personalidad de tu jefe, confianza con él y otros argumentos.

Segundo ejemplo: «Juan: El político X mintió cuando habló sobre P. Pedro: Si muy bien, pero no estás teniendo en cuenta que tu político Y también fue mentiroso cuando habló acerca de Q.»

Falacia del costo irrecuperable

La falacia del costo irrecuperable, o falacia de la concordia, se produce cuando alguien realiza una inversión que parece ser no rentable y razona de la siguiente manera: «No puedo parar ahora, de otra manera lo que he invertido hasta el momento se perderá». Esto es verdad, por supuesto, pero irrelevante para la decisión de si uno debe continuar invirtiendo en el proyecto. Es decir, los argumentos para seguir invirtiendo en el proyecto no se deben basar en el miedo a la pérdida de lo invertido sino en las expectativas de funcionamiento del proyecto ambas cosas totalmente independientes. Si no hay esperanza de ningún éxito para la inversión, entonces, el hecho de que uno haya ya metido un montón de dinero y esfuerzo no justifica tener que seguir perdiéndolo para no afrontar el error inicial. Esto se da en las personas que no saben o pueden claudicar, por el prejuicio existente de que si se pone toda la energía en algo serán capaces de vencerlo. Sin embargo, siempre puede haber un factor desconocido o variable desconocida que podría llevarles al fracaso indefinidamente o irremediablemente. Esta falacia se constata en que estas personas creen ser capaces siempre de aprender o hallar este factor cuando la operación lógica sería parar y una vez aprendido comenzar. Continuar invirtiendo en un proyecto que no funciona no depende de lo invertido sino de la esperanza o estimación de éxito justificada o de la importancia del mismo para otros factores independientemente de los resultados a corto plazo. Ejemplo: Todos sabemos que vamos a morir. Luchar por la supervivencia tiene sentido aunque inevitablemente se fracase. La supervivencia es importante para otros objetivos secundarios como la reproducción, la superación, aprendizaje y otros valores que subjetivamente consideremos secundarios y que no tengan que ver necesariamente con la propia supervivencia pero que dependan directamente de esta. Ejemplo: Supongamos que una relación no funciona y que es evidente que dicha relación es considerada temporal. La inversión en esta relación podría estar justificada por los objetivos o beneficios secundarios que pueda generar. El límite o punto en el que es considerado necesario abandonar puede estar para algunos en el momento en el que se debe poner más energía de la necesaria para obtener los beneficios por otros cauces. O en una situación optimista cuando los beneficios laterales disminuyan a partir de cierta barrera considerada mínima para el proyecto. La cuestión es que muchos caen en la falacia y persisten en una relación o proyecto incluso cuando no reporta beneficios laterales o secundarios por el simple hecho o razón de que ya han invertido toda su vida o todos sus fondos en él y esta fuera una razón lógica para seguir haciéndolo. Esto tiene que ver con el miedo al cambio y a lo desconocido.

Falacia de acentuación

La falacia de acentuación es una de las falacias lingüísticas reconocidas por Aristóteles y que era usada por el Oráculo de Delfos. La falacia se construye al realizar una proposición que contiene una parte afirmando o concordando con un tema y otra parte con una objeción o condición. En función de dónde se aplique la fuerza de acentuación se denotará más o menos importancia en un sentido u otro. De esta manera se puede crear una ambigüedad en el sentido de la interpretación. Este tipo de engaño o falacia así como las verdades a medias se da con mucha frecuencia en política ya que permite al político retractarse de lo dicho si las cosas salen mal. Ejemplo: Un periodista le pregunta a un miembro del congreso acerca de si este está de acuerdo con el nuevo sistema de misiles del presidente; el congresista responde: «Estoy a favor de un sistema de defensa de misiles que efectivamente defienda a nuestro país». Si le da énfasis a la palabra favor estará de acuerdo con el presidente, pero si da énfasis a las palabras que efectivamente defienda significará que no se está de acuerdo con el sistema de misiles del presidente.
Ejemplo:
 «Me gustas mucho, cuando estás de buen humor» o «estoy de acuerdo con un sistema de votación que sea justo y claro».

Anfibología

Una anfibología es un tipo de falacia del lenguaje que se da cuando se emplean frases o palabras con más de una interpretación, o cuyo significado puede cambiar en función de si se insertan comas o pausas. También fueron usadas por el Oráculo de Delfos.

Por ejemplo:

«Persas, quedaos en vuestra casa».
Tiene tres interpretaciones:
«Persas, quedaos en Persia»,
«Persas, quedaos en Grecia, que desde ahora es vuestra casa»,
«¡Persas! Griegos, escondeos en vuestra vivienda».

Ejemplo:

«Si luchas con puntas de plata, un gran reino será vencido».
Pero, ¿qué gran reino será vencido, el enemigo o el propio?

Argumento desde el precio

Un argumento desde el precio se produce cuando se supone que si algo cuesta una gran cantidad de dinero, entonces debe ser mejor. También se da si se supone que si alguien tiene una gran cantidad de dinero entonces será también una mejor persona en alguna otra faceta.

Ejemplo:
«Puede ser que este producto tenga mejores características, pero este otro es más caro y elitista, así que debe ser mejor» o «el vino de la cosecha del 45 es increíble, cada botella cuesta 3000 euros; ¡no lo puedes ni comparar con el ganador de este año!».

Evadir la conversación

Evadir la conversación o ignoratio elenchi, es un razonamiento que se supone tendrá que responder a un tema determinado pero en lugar de hacerlo, narra o explica aspectos distintos. La mejor manera de hacerlo es explicar y narrar extensamente algo anexo a la respuesta pero que el espectador viera con buenos ojos. Es decir, si la pregunta es sobre una supuesta corrupción fiscal. La respuesta sería hablar sobre lo buena persona, eficiente, honrada que es tu familia en casa. Hablar luego de la honradez o de la eficiencia de tus colaboradores. Así sin responder directamente a la pregunta permites que el espectador suponga por asociación y caiga en la falacia de asociación. Este tipo de respuesta se da mucho en política y debates y es muy usual y al mismo tiempo muy importante. Es una técnica sencilla pero poderosa si se sabe lo que el público desea escuchar. Cuando se describe algo, también se pueden insertar comandos u órdenes que según la programación neurolingüística permiten que la gente haga o piense del modo que se desee. Cuando se describe algo positivo no de uno mismo sino de otra persona, por asociación neurolingüística esas mismas palabras son interpretadas sobre ti o sobre el propio receptor. De esta manera si se describen situaciones positivas es posible programar a los oyentes para que en realidad crean que tú las posees. También se puede usar en su vertiente negativa para dar miedo y coaccionar a los demás.

Ejemplo:

  • ¿Ganarán el partido mañana?
  • Hemos trabajado duro, el equipo está al 100 % y luchará hasta el final para conseguir lo mejor de ellos. Esta temporada hemos ganado casi todos los partidos, mañana será un día importante y los chicos lo saben.


Ejemplo:


  • ¿Te gusta María?
  • Ella es alguien especial, siempre estoy con ella y lo pasamos bien. Es una buena chica y puedo confiar en ella, es mucho de lo que siempre he buscado en una mujer.


Ejemplo:

  • ¿Qué prefieres, amor o sexo?
  • El amor es algo muy importante en la vida de todos, me gusta amar y ser amado, y con el sexo igual. Nadie puede vivir sin amor. Por fortuna, tengo la suerte de ser amado por una familia que me aprecia y que me quiere y de tener muchos amigos.


Ejemplo en su vertiente negativa:

  • ¿Cuando quieres que te devuelva el dinero?
  • No te preocupes, para mí la confianza es lo primero. Recuerdo a un colega al que también le presté dinero porque tenía problemas económicos, el pobre tuvo un accidente y se partió las piernas mientras estaba en su casa sin hacer nada, al cabo de una semana ya tenía el dinero y empezó a recuperarse de sus heridas.


Pensamiento de grupo

Una persona comete la falacia de pensamiento de grupo si la persona usa su orgullo de miembro o de pertenecer a un grupo como razón para apoyar la política del mismo. Si lo que el grupo piensa es esto, entonces eso es suficientemente bueno para mi y es lo que debería pensar también yo. El patriotismo o el sentimiento nacionalista «ciego» es una versión fuerte de esta falacia.

Ejemplo:

  • Soy de Estados Unidos, así que todo lo que haga mi país en Irak es bueno, porque Estados Unidos es un país libre y avanzado.
  • Que todo el mundo sepa que lo que hacemos es lo mejor porque pertenecemos a la mejor cadena de restaurantes.
  • Debemos apoyar al Gobierno en esta medida porque él siempre hace lo mejor para sus ciudadanos.


Falacia de eludir la carga de prueba.

La falacia de eludir la carga de prueba consiste en asumir que algo es verdad o mentira mediante el simple hecho de no aportar razones que fundamenten la conclusión (silencio), en negarse o en pretender que las aporte el oponente. La expresión carga de la prueba procede del campo jurídico y se expresa en el brocardo: probat qüi dicit non qüi negat (‘debes probar lo que dices, no lo que niegas’), es decir, que quien sostiene o propone algo debe probarlo más allá de toda duda razonable. Normalmente, en justicia, se parte de la premisa de que el estado actual ya ha sido probado, por lo que la defensa no tiene porqué aportar pruebas de inocencia. Expresión máxima de esta falacia es la sordera mental de quien se niega a razonar. Como decía fray Luis de León: «Dice y no da razón de lo que dice».

Ejemplo:

  • Sobre la cuestión del divorcio no quiero ni oír hablar. Como te he dicho, creo que el vínculo del matrimonio es indivisible y punto.
  • No escuches lo que dice, es todo manipulación informativa.

Para saber si es manipulación se deben escuchar los argumentos de ambas partes y comprobar si son ciertos. Para sostener una afirmación o para disponer más carga en un sentido o en otro es necesario disponer de la información o presentar pruebas de ello, por tanto, nunca se debe eludir la carga de prueba.

Por otro lado, en un editorial reciente en la revista Nature, se dice que en las revistas actuales el peso de la prueba lo llevan los oponentes en lugar de los proponentes de nuevas ideas. Esto es así porque estas publicaciones no son las responsables de considerar los artículos como ciencia sino tan solo de dar a conocer las posibles ideas científicas. Estas revistas exponen tras un determinado filtro por parte de los redactores (no necesariamente con criterios puramente científicos) qué artículos son publicados. Una vez dados a conocer, empieza la discusión y revisión científica.

Falacia de la probabilidad

La falacia de la probabilidad consiste en suponer que, teniendo varias posibilidades independientes entre sí que en principio se encuentran en igualdad de condiciones pero que a medida que pasa el tiempo algunas van demostrando ser incorrectas, se debe conservar la original y primera decisión tomada porque es más probable. El sesgo es considerable ya que a medida que las demás opciones desaparecen se fortalece unilateralmente la primera decisión tomada y nunca las demás restantes. La falacia consiste en pensar en considerar la decisión propia más correcta o probable de ser correcta por el hecho de que las demás se han demostrado incorrectas. Es un caso especial mezcla de Ad ignorantiam y Recurrir a la tradición. Esta falacia se produce si existen tres supuestos. Primero que las opciones restantes no han sido todavía probadas como lo han sido las opciones desechadas e incorrectas. Segundo que no existe un gasto energético o penalización por realizar un cambio de acción. Y tercero que todas las decisiones son independientes o incorreladas entre sí.

Si atendemos a la teoría de juegos existe un ejemplo clásico. En el caso del Problema de Monty Hall las decisiones no son del todo independientes porque el presentador tiene información adicional para desechar opciones. Esto influye aún más es la probabilidad y da en este caso una ventaja en el cambio de opción. Sin tener en cuenta este caso especial (Monty Hall) y considerando que esta vez las decisiones sí sean totalmente independientes, entonces probabilísticamente, no existe ninguna ventaja en mantener una opción por el hecho de que las demás se prueben incorrectas.

Veámos el problema de Monthy Hall: Suponga que se encuentra en un programa de televisión en el que le dicen que escoja entre 3 puertas. Solo una de ellas contiene 1 millón, el resto están vacías. Sin información (sin pruebas o comprobaciones previas) no se puede escoger por ningún criterio razonable. El hecho de escoger te da 1/3 de posibilidades de acertar. Entonces el presentador abre una de las puertas no elegidas que resulta estar vacía. Un concursante que se deje llevar por la falacia del conservador o falsa probabilidad, se quedará con la opción elegida al principio, es decir, aquella con 1/3 de probabilidades de acertar. Sin embargo, si decide cambiar de puerta y no quedarse con la primera elección, la probabilidad de acierto pasa a ser ahora de 2/3. La probabilidad es 2/3 y no 1/2 porque el presentador ha descartado una puerta no aleatoriamente sino con información adicional. Esto es, la elección del jugador afecta a la puerta que abre el presentador. No es un suceso aleatorio ni inconexo. Así, en este caso, es mejor realizar cambios que quedarse con la primera opción. Véase el Problema de Monty Hall.

Veamos otros ejemplos, no relacionados con el problema de Monthy Hall y donde las decisiones sí son totalmente independientes.

Segundo ejemplo: Usted se encuentra en una autopista de 3 carriles y sabe que dos carriles estarán cortados pero no sabe cuáles. Elige uno. Sería erróneo creer que lo mejor es mantenerse en el carril a medida que los carriles vayan desapareciendo. Siempre y cuando no haya otra información disponible y el hecho de que un carril desaparezca por un lado no tenga que ver con que el siguiente desaparezca por ese mismo lado, es decir que los carriles no estén relacionados, en realidad todos los carriles siguen teniendo la misma probabilidad.

Tercer ejemplo: Se encuentra con una tecnología alienígena. Se activa una bomba. Debe dejar solo uno de los cables (amarillo, rojo o verde) en funcionamiento para salvar el mundo. Primero puede pensar que el cable que debe dejar es el verde y cortar el rojo. Si no pasa nada, es erróneo creer que haber acertado en cortar el rojo hace que dejar sano el verde sea lo mejor. Verde y amarillo siguen teniendo la misma probabilidad de ser la opción correcta.

Falacia de la evolución

La falacia de la evolución se comete cuando se presupone que un individuo más moderno o que ha sufrido mutaciones más recientes está mejor adaptado que otro que no ha recibido tantas mutaciones. La falacia se comete porque la adaptabilidad de un individuo no depende del número y temporalidad de la mutación sino si dicha mutación se relaciona con alguna ventaja para el actual entorno del individuo.


  • Pedro: Los blancos tenemos más diferencias visibles con el resto de los animales. Es posible que los blancos hayamos seguido evolucionando como una mutación de individuos negros. Por tanto, estamos mucho más evolucionados que los negros.

Esta frase es falaz porque los aspectos visibles y faciales no representan una ventaja para la supervivencia en el entorno natural actual. La única ventaja actual sería la impuesta por el actual progreso cultural de una minoría racial y la imposición de ciertos cánones sociales de belleza. Es decir, se realiza una selección artificial en función de la cultura predominante del momento. Hoy en día debido a una capa de interacción social superior a la capa la supervivencia, se elige con mayor frecuencia a la pareja en función de diversos factores sociales y de apariencia, sin embargo, otras mutaciones no visibles sí pueden presentar una relación directa para la supervivencia y eficiencia en el entorno de progreso actual.

Falacia del continuo

Falacia del continuo o paradoja sorites: Esta falacia se produce cuando se dice implícita o explícitamente que es imposible distinguir entre dos extremos cuando hay casos en el medio cuya clasificación es ambigua. Es decir, se comete la falacia al pensar que ambos extremos son iguales por creer que hay una línea continua de acontecimientos. Esta falacia se conoce desde hace 2500 años por Eubulides de Mileto con su paradoja sorites y sin embargo, se encuentra frecuentemente en debates hoy en día. Un ejemplo claro es la definición de una persona calva. ¿Cuándo se debe definir que una persona no es calva?, ¿Es acaso calvo y no calvo lo mismo porque el proceso de calvicie es un proceso que une ambas partes? La falacia del continuo expresa exactamente esto, esta falacia pretende que dado que un «no calvo» pasa a ser calvo, el «no calvo» es un calvo en potencia por lo que es lo mismo y deberíamos llamarlo también calvo. Es evidente que ambos extremos no son lo mismo y que existe una zona de transición en la que se podría, mediante múltiples características, clasificar a un sujeto en alguno de estos extremos.


  • ¿Es un muerto o un vivo? Aplicando la falacia del continuo es un muerto, pues el vivo es solo un muerto en potencia.
  • ¿Es un niño o un adulto? La falacia viene de la necesidad del individuo de responder mediante reglas generales sin tener la información necesaria o la capacidad para obtenerla. En caso de ignorar las diferencias se considera entonces el origen y el destino el mismo punto.
  • ¿Es un estudiante de primer curso de ingeniería o un individuo con la voluntad de serlo, un ingeniero? Es evidente que un ingeniero en potencia no podría realizar los cálculos para la estabilidad de un puente.



Fuente:
Artículo: "Anexo:Sesgos cognitivos" Publicado en http://www.wikiwand.com
URL: http://www.wikiwand.com/es/Anexo:Sesgos_cognitivos

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