martes, 11 de diciembre de 2018

LA LIGA HANSEÁTICA (Hansa)

La Liga Hanseática o Hansa (su significado alemán es gremio) fue una federación comercial y defensiva de ciudades del norte de Alemania y de comunidades de comerciantes alemanes en el mar Báltico, los Países Bajos, Suecia, Polonia y Rusia, así como regiones que ahora se encuentran en las repúblicas bálticas. La lingua franca usada a lo  largo de toda la Liga Hanseática fue el bajo alemán medio. Tenía su sede en la ciudad de Lübeck.

Entre las ciudades hanseáticas había ciudades portuarias de las regiones costeras (Lübeck, Hamburgo, Danzig…) y ciudades situadas a lo largo de importantes ríos del interior (Bremen, Colonia…). A través del libre comercio y de una burguesía empresarial, muchas de estas ciudades lograron un alto nivel de prosperidad, algunas de las cuales siguen mostrando valiosas características culturales y arquitectónicas de la época hanseática: Lübeck, Brujas, Bergen…



LOS COMIENZOS: 
En la segunda mitad del siglo XII y el comienzo del XIII se fundaron numerosas ciudades en el norte de Alemania a orillas del Báltico: la primera, Lübeck, en 1158, fundada por Enrique el León, duque de Sajonia, tras arrebatarle el área al conde de Holstein. Inmediatamente la ciudad se convirtió en una base para los comerciantes de Sajonia y Westfalia, desde la cual podían ir hacia el Este y el Norte. Colonos germanos fundaron después Rostock, Wismar, Stralsund, Greifswald, Stettin, Danzig (Gdansk), Elbing (Eblag), Thorn (Torun), Reval (Tallín), Riga y Dorpat (Tartu). En estas ciudades la burguesía se instaló tápidamente en el poder y lograron dominar el comercio en el Báltico con sorprendente velocidad.. Así, a lo largo del siglo XIII, Lübeck se convirtió en el nudo central de todo el comercio marítimo que unía las zonas del mar del Norte y el mar Báltico, fundando gremios (hansa) y comerciando con materias primas de otras zonas menos desarrolladas (madera, cera, miel, ámbar, resinas, pieles, centeno, trigo, minerales y tejidos, fundamentalmente). Muchas de estas ciudades aún conservan edificios de la época con el característico estilo hanseático. La lengua comercial principal pasó a ser el Mittelniederdeutsch (bajo alemán medio), un dialecto de gran impacto en las regiones costeras del Báltico y en regiones escandinavas del mar del Norte.

Mientras, Visby, principal puerto de la isla sueca de Gotland, funcionaba como el principal centro comercial en el Báltico antes de la Hansa. Durante cien años los vikingos o Varegos navegaron bajo la bandera de Gotland a Novgorod, llegando incluso a establecer sucursales en la ciudad rusa.
Los gremios o Hansa intentaron entonces adquirir privilegios para sus miembros. Por ejemplo, los comerciantes de Colonia convencieron al rey Enrique II de Inglaterra de que les otorgara en 1157 privilegios espaciales par comerciar en Londres, así como exenciones de tasas o peajes. Lübeck, donde los comerciantes embarcaban bienes hacia el mar del Norte y el Báltico, ganó el estatus de Ciudad Imperial en 1226, lo que la convirtió en la primera al este del río Elba en gozar de tal privilegio. A continuación, firmó una alianza en 1241 con Hamburgo, otra ciudad mercantil que controlaba el acceso a las rutas de la sal de Luneburg y el comercio en el mar del Norte. Así, los nuevos aliados controlaban el tráfico de pescado en salazón, especialmente en el mercado de Escania.

LA HISTORIA:
La unión Lübeck-Hamburgo logró firmar en 1252 unos tratados comerciales con Flandes. De este modo, Brujas, principal ciudad de Flandes, figuró de forma destacada en el desarrollo de la Liga Hanseática. Rostock y Wismar también concluyeron una alianza con Lübeck en 1259, con el objeto de emprender acciones comunes contra los bandidos y piratas, y un año más tarde Colonia y Bremen también se unieron a la coalición, pasando a ser miembros del Hansetag, la Dieta de la Liga Hanseática, en 1260. En 1266 Enrique III de Inglaterra dio permiso a los comerciantes de Lübeck y Hamburgo para que operaran en Inglaterra.

En los siguientes 50 años, la Liga Hanseática emergió como un conjunto de acuerdos de cooperación y confederación para colaborar en las rutas marítimas hacia Occidente y Oriente. La dirección central recayó en Lübeck, considerada por ello “la reina de la Hansa”, y fue allí donde se celebró la primera Dieta en 1356, considerada por ello fecha de la fundación oficial de la Liga, con una estructura más estable.

La privilegiada situación de Lübeck en el Báltico le proporcionó acceso a las rutas que iban a Escandinavia y Rusia, lo que hizo de ella un competidor directo de los escandinavos en los principales mercados bálticos. Un tratado con la ciudad e Visby puso fin a la competencia por el control de las rutas comerciales y dio acceso a los comerciantes de Lübecck al puerto interior de Novgorod, centro de la república de Novgorod, donde establecieron un puesto comercial o Kontor (“oficina” en sueco moderno). Hay que considerar que la Liga nunca tuvo una estructura muy unida, y las asambleas que se celebraban en Lübeck desde 1356, el Hansetag, se hacían de una manera irregular: muchas ciudades preferían no mandar representantes. Con el tiempo, la red de alianzas creció hasta incluir más de cien ciudades.

La Liga logró establecer más Kontors en Brujas, Bergen (Noruega) y Londres. Estos puestos comerciales fueron importantes enclaves. Además de estos grandes Kontors, había ciudades hanseáticas que tenían un representante y almacenes en ciudades como Boston (Lincolnshire), Bristol, Bishop’s Lynn (hoy King’s Lynn), única que permanece hoy en día, Hull, Ipswich, Norwich, Yarmouth y York.

La Liga tenía una estructura fluida pero sus miembros compartían ciertas características. Ante todo, eran reconocidas como “ciudades hanseáticas y libres” (Freie und Hansestadt). No obstante, sus libertades eran limitadas: en Alemania significaba que rendían cuentas al Emperador, sin ningún intermediario nobiliario, y en el resto de los países gozaban de figuras jurídicas similares. La segunda característica era su localización en las rutas comerciales. De hecho, en la cima de su poder a finales de la primera década del siglo XIV, los comerciantes de la Liga lograron intervenir con éxito por su poder económico y militar –los convoyes marinos iban fuertemente escoltados- en la política imperial.

El poder de la Liga fue creciendo, tanto que entre 1362 y 1370 la Hansa declaró la guerra a Dinamarca, después de que su rey Valdemar IV ocupara y saqueara el enclave de Visby, y forzó al rey danés en el Tratado de Stralsund de 1370 a pagar indemnizaciones y a garantizarle el 15% de los beneficios del comercio danés, además del monopolio comercial en Escandinavia. Asimismo, se emprendieron vigorosas campañas contra la piratería: entre 1392 y 1440 el comercio marítimo se había visto amenazado por los ataques de corsarios pertenecientes a los hermanos de las vituallas o vitalienses y sus descendientes, una hermandad de corsarios contratados en 1392 por Albrecht de Mecklenburg para atacar a la reina Margarita I de Dinamarca.

Para asegurar las rutas comerciales y proteger las inversiones, se formaron y entrenaron pilotos y marinos y se erigieron faros. Un beneficio para la Liga fue su dominio de la construcción naval principalmente desde Lübeck y Danzig. La Hansa vendía sus barcos por toda Europa, llegando incluso al Mediterráneo (Italia, etc.)

Se abrieron rutas comerciales exclusivas, aunque a un alto precio: muchas ciudades restringían a los comerciantes hanseáticos a ciertas zonas de la ciudad, no pudiendo apenas negociar con la población local. Además, muchos nobles, mercantes y gobernantes envidiaban el poder de la Liga. Por ejemplo, en Londres los gremios locales ejercían presión sobre el rey para convencerle de anular los privilegios de la Liga Hanseática. La negativa de los alemanes a ofrecerles contrapartidas en sus mercados exacerbó la situación. Eduardo IV de Inglaterra confirmó los privilegios de la Liga en el Tratado de Utrecht, gracias al apoyo financiero de los alemanes en la Guerra de las dos Rosas al partido de York, en el cual se apoyaba el rey.

EL FINAL:
Según algunos historiadores, a pesar de estar gobernada de forma democrática (el Hansetag), el hecho de no contar con un gobierno centralizado contribuyó a su declive, sobre todo, si contamos además con la consolidación, como afirman quizá con más razón, otros historiadores, de los Estados soberanos en Europa, el descubrimiento de América y el desarrollo del poderío marítimo holandés e inglés, que abrieron nuevas rutas comerciales. Así, la desintegración iniciada a finales del siglo XV, se aceleró a lo largo del XVI. A ello ayudó además la confrontación entre la Liga e Inglaterra, que ocasionó la captura de 61 navíos hanseáticos por los ingleses en 1589. La guerra de los Treinta Años (1618) fue otro golpe a la organización.

Hacia 1630, solo Lübeck, Bremen y Hamburgo seguían integrando la Liga, unión que sobrevivió otros 300 años, durante los cuales las tres ciudades conservaron una independencia política nominal y la denominación de ciudades hanseáticas y libres. Las tres permanecieron como Estados constituyentes del nuevo Imperio alemán, aunque antes de 1811 Napoleón se las había anexionado como parte de su esfuerzo por cumplir el bloqueo continental contra Gran Bretaña: así, Hamburgo y Lübeck con los territorios circundantes formaron el Departamento francés de Bocas del Elba, y Bremen el de Bocas del Weser; también desgajó de Prusia la ciudad de Danzig para convertirla en una ciudad-estado. Posteriormente, cuando la Confederación Germánica fue establecida en 1815, Hamburgo, Lübeck y Bremen recuperaron su estatus de ciudades hanseáticas y libres, y Danzig retornó a la soberanía de Prusia. Posteriormente, conservaron ese papel de ciudades independientes en la República de Weimar y en el Tercer Reich, aunque bajo Adolf Hitler este estado era puramente nominal. Debido a la  necesidad de compensar a Prusia las pérdidas territoriales por la creación de la ciudad Libre de Danzig, según una de las cláusulas del Tratado de Versalles, 1919, que dio fin a la I Guerra Mundial, con estatus de protectorado de las Sociedad de Naciones y de Polonia, y, al parecer, porque años antes no le habían dejado celebrar un mitin en ella, Hitler anexionó Lübeck a Hamburgo en 1937 bajo la Ley del Gran Hamburgo. De esta manera, Lübeck, “la reina de la Hansa” perdía definitivamente su estatus de ciudad independiente.

En la República Federal de Alemania, que se creó después de la II Guerra Mundial, Bremen y Hamburgo se convirtieron en dos de sus estados federados (Länder), un estatus que conservan hoy. Lübeck se integró en el Estado de Schleswig-Holstein, y Gdansk, la forma polaca de designar Danzig, pasó a ser parte de Polonia. Por último, hay que señalar que Berlín, capital histórica de Brandeburgo y que nunca había sido una ciudad Libre en toda su historia, también recibió el estatus de estado federado de la República Federal después de la reunificación de 1990.

CIUDADES LIBRES: FRANKFURT. Ya hemos comentado anteriormente que las denominadas ciudades libres eran ciudades autónomas gobernadas formalmente por el emperador, gozaban de un régimen político y jurídico propios y tenían representación en la Dieta Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico.

A lo largo del siglo XVI, llegó a haber alrededor de ochenta ciudades libres. Ya en el siglo XIX las guerras napoleónicas condujeron a la reorganización del Sacro Imperio en 1803 que conllevaba la abolición de la soberanía de todas las ciudades libres salvo de las tres hanseáticas descritas y de Frankfurt, Nüremberg y Augsburgo. Finalmente, el Sacro Imperio se disolvió en 1806, al crear Napoleón con sus restos la Confederación del Rin, y antes de 1811 todas las ciudades libres habían sido eliminadas: Augsburgo y Nüremberg se adscribían al Reino de Baviera y Frankfurt se convertía en el centro del Gran Ducado de Frankfurt, un estado títere de Napoleón.

Cuando la Confederación Germánica fue restablecida en 1815, las tres ciudades hanseáticas y Frankfurt recuperaron su condición de ciudades libres. Sin embargo, medio siglo más tarde, la ciudad de Frankfurt perdería definitivamente esa condición al ser anexionada a Prusia en 1866: en la guerra austro-prusiana había tomado partido por Austria; lo mismo sucedería con el reino de Hannover, el principado de Hesse-Cassel y el ducado de Nassau, anexionados también a Prusia, mientras que el reino de Sajonia se vio obligado a pagar una alta indemnización y a perder parte de su autonomía. A lo largo de esos 50 años (1816-1866), Frankfurt fue sede de la Confederación Germánica y en 1848/49 del primer parlamento alemán libremente elegido. Anteriormente, desde la Alta Edad Media era la ciudad donde se elegía al Emperador del Sacro Imperio y desde 1562, ciudad donde se le coronaba.

En las primeras menciones escritas de las que se tiene noticia (año 794), el nombre de la población asentada en las lomas donde hoy se encuentra la catedral era recogido como Frankonovurd en alto alemán antiguo o también Vadum Francorum en latín. Ambos nombres significaban lo mismo: “Vado (Furt) de los francos (Franken)”, una barrera de roquedos en el fondo del río Meno que hacía posible cruzarlo sin peligro cuando traía un flujo normal (por aquel entonces, el río era más ancho que ahora). De su importancia ya habla el hecho de que el emperador Carlomagno habitara en ella durante buena parte de su vida.

Al igual que la mayoría de las ciudades alemanas, Frankfurt fue destruida por los bombardeos de los aliados durante la II Guerra Mundial. Una vez finalizada la contienda, se creó el estado federado de Hesse, estado al que Frankfurt del Meno quedó adscrita administrativamente. Entonces, Berlín se encontraba ocupada por los ejércitos aliados, por lo que la nueva República se planteó la necesidad de fijar una nueva capital, y aunque Frankfurt fue la favorita para ello, la presión del canciller Konrad Adenauer hizo que Bonn fuese designada finalmente capital de la RFA, condición que conservó hasta los años 1990, tras la reunificación alemana.

Hoy, Frankfurt es la ciudad más poblada del estado federado de Hesse. Con 733.000 habitantes es también la quinta ciudad más grande del país, tras Berlín, Hamburgo, Munich y Colonia. Según Eurostat, la aglomeración urbana de la que Frankfurt forma parte cuenta con 2.500.000 habitantes. Y aunque la capital administrativa de Hesse es Wiesbaden, Frankfurt tiene una importancia económica mayor.

ROSTOCK es una ciudad situada en el noreste de Alemania, en el Estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, en territorio de la antigua República Democrática, con 206.000 habitantes (2015). Se encuentra a orillas del mar Báltico, en la desembocadura del río Warnow. Siendo joven, aún recuerdo que el equipo de fútbol de la ciudad, el “Hansa Rostock” (aún no sabía el porqué de “hansa”), ganó algunas ligas de la antigua Alemania Oriental.

GDANSK o DANZIG (nombres polaco y alemán) es la sexta mayor ciudad de Polonia y la mayor ciudad portuaria de este país. Entre 1975 y 1998 fue capital del desaparecido voivodato de Gdansk, y desde 1998, es la capital del voivodato de Pomerania. En esta ciudad se encuentra el famoso astillero donde fundó el sindicato Solidaridad.

Repúblicas Bálticas y la Liga Hanseática: ya hemos dicho que varias de las grandes ciudades costeras bálticas  fueron fundadas por colonos y comerciantes germanos: Torun, Tallín, Riga, Tartu… Por ello, aunque las monedas siguientes no estén directamente vinculadas con la Liga, os muestro una de cada República Báltica acuñadas en los años 30, coetáneas por tanto a la de Danzig.

Fuentes
Artículo: "LA LIGA HANSEÁTICA: CIUDADES LIBRES Y MONEDAS " Publicado en el foro http://www.imperio-numismatico.com/ por CENTVRION PRETORIANO el 13-Abril-2018.
URL: http://www.imperio-numismatico.com/t125041-la-liga-hanseatica-ciudades-libres-y-monedas?_branch_match_id=600936700842567237

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