viernes, 13 de diciembre de 2013

Pericles

Pericles (495 a. C.- 429 a. C.) (en gr. Περικλῆς, ‘rodeado de gloria’) fue un importante e influyente político y orador ateniense en los momentos de la edad de oro de la ciudad (en concreto, entre las Guerras Médicas y las del Peloponeso). Su madre se llamaba Agarista, y descendía de la familia de los Alcmeónidas. Fue el principal estratega de Grecia. Gran dirigente, hombre honesto y virtuoso. Llamado el Olímpico, por su imponente voz y por sus excepcionales dotes de orador.

Pericles tuvo tanta influencia en la sociedad ateniense que Tucídides, un historiador coetáneo, lo denominó como «el primer ciudadano de Atenas». Pericles convirtió a la Confederación de Delos en el Imperio ateniense, y dirigió a sus compatriotas durante los primeros dos años de la Guerra del Peloponeso. El periodo en el que Pericles gobernó Atenas a veces es conocido como el Siglo de Pericles.

Pericles promocionó las artes y la literatura. Por esta razón Atenas tiene la reputación de haber sido el centro educacional y cultural de la Antigua Grecia. Comenzó un ambicioso proyecto que llevó a la construcción de la mayoría de las estructuras supervivientes en la Acrópolis de Atenas, incluyendo el Partenón, así como de otros monumentos como los Propileos. Su programa embelleció la ciudad y sirvió para exhibir su gloria, a la vez que dio empleo a muchos ciudadanos. Además, Pericles defendió hasta tal punto la democracia griega que algunos de sus críticos le consideran populista.
Rival de Cimón en 459 a. C. y jefe del partido democrático. Después de la muerte de Cimón, condenó a Tucídides (hijo de Melesias, no el historiador) al ostracismo. Fundó en sólidas bases la potencia naval y colonial de Atenas, sometió la isla de Eubea en 446 a. C., la de Samos en 440 a. C. e hizo tomar parte a Atenas en la Guerra del Peloponeso.

Discípulo de Anaxágoras de Clazómenes y de Zenón de Elea, fue amigo de Fidias y atrajo a Atenas al arquitecto Hipodamo de Mileto, al filósofo Protágoras, y al historiador Heródoto. En su época brillaron Sófocles y Eurípides —máximas figuras del teatro griego— y se destacó el círculo de Aspasia.

Tuvo como profesores al sofista  y maestro de música ateniense Damón y el filósofo jonio Anaxágoras que influyeron de forma destacada en su formación. Consiguió el reconocimiento de la mayoría de los atenienses a través de su elocuencia, sagacidad, honradez y patriotismo.

Entre sus amigos se encontraban el dramaturgo Sófocles, el historiador Heródoto, el escultor Fidias y el sofista Protágoras; tuvo como amante a Aspasia de Mileto, una mujer famosa por su cultura.

Como jefe de los demócratas, Pericles intentó que todos los ciudadanos atenienses participaran en el gobierno. Fue el introductor del pago a cambio de los servicios al Estado y que se eligiera a los miembros del consejo por sorteo entre todos los ciudadanos atenienses. Bajo la Liga de Delos, formada como defensa contra las agresiones de Persia, los atenienses fueron los líderes de la gran fuerza naval que se creó. Pericles se convirtió en líder indiscutible de Atenas durante quince años. Levantó a ésta a expensas de las ciudades-estado súbditas. Restauró los templos destruidos por los persas y construyó muchos edificios nuevos, el más espléndido de los cuales fue el Partenón, en la Acrópolis. Este edificio proporcionó trabajo a los ciudadanos más pobres e hizo de Atenas la ciudad más magnífica de su época. Atenas se convirtió en un centro importante para la literatura y el arte.

Su supremacía despertó los celos de otras ciudades-estado griegas, en particular de Esparta, gran enemiga de Atenas. Las ciudades temían el proyecto hegemónico de Pericles y trataron de derribar la dominación ateniense. Después de estallar la guerra del Peloponeso en el 431 a.C., Pericles reunió a los residentes del Ática en Atenas y permitió que el Ejército peloponeso asolara las distintas zonas del país. El año siguiente estalló la peste en la superpoblada ciudad, lo que acabó con la confianza popular.

Fue destituido de su cargo, juzgado y multado por malversación de fondos públicos, pero es reelegido estratega en el 429 a.C.
Pericles falleció en el 429 a.C. en Atenas a causa de la peste.

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Vida privada

Pericles, siguiendo la costumbre ateniense, se casó en primer lugar con uno de sus familiares más cercanos, con el que tuvo dos hijos: Jantipo y Paralo. Este matrimonio, sin embargo, no era un matrimonio feliz, y en algún momento del año 445 a. C. Pericles se divorció de su mujer y se la ofreció a otro marido, con el acuerdo favorable de sus parientes masculinos más cercanos. El nombre de su primera esposa se desconoce; la única información de que se dispone es que era la esposa de Hipónico antes de estar casada con Pericles, y la madre de Calias, hijo de este primer matrimonio.

La mujer a la que realmente amó fue Aspasia de Mileto. Se convirtió en la amante de Pericles y comenzaron a vivir juntos igual que si estuviesen casados. Esta relación provocó muchas reacciones e incluso el propio hijo de Pericles, Jantipo, que tenía sus propias ambiciones políticas, no dudo en utilizarla para atacar a su padre.En cualquier caso, estas críticas no doblegaron la actitud de Pericles, si bien tuvo que romper a llorar para proteger a su amada Aspasia cuando fue acusada de corromper a la sociedad de Atenas. Su gran tragedia personal fue la muerte por culpa de la epidemia de su hermana y de sus dos hijos legítimos, tragedia de la que nunca llegó a sobreponerse.

Justo antes de su muerte los atenienses permitieron un cambio en la ley de 451 a. C. que convertía a Pericles el Joven, su hijo con Aspasia (de sangre ateniense solo por parte de su padre), en un ciudadano y un heredero legítimo, una decisión sorprendente teniendo en cuenta que fue el propio Pericles quien propuso en un principio la ley que limitaba la ciudadanía a aquellos que naciesen tanto de padre como de madre ateniense.

Opiniones

Pericles dejó su huella en una era e inspiró juicios de valor conflictivos sobre sus decisiones más significativas, lo cual es algo normal para una personalidad política de esta magnitud. El hecho de que fuera a la vez un importante político, general y orador hace que el objetivo de analizar sus acciones sea todavía más complejo.

Liderazgo político
Algunos de los historiadores contemporáneos, como por ejemplo Sarah Ruden, consideran que Pericles era un populista, un demagogo y un halcón, mientras que otros admiran su liderazgo carismático. Según Plutarco, después de asumir el liderato de Atenas, «no era ya el mismo hombre que era antes, ni tampoco sometido al pueblo ni dispuesto a dejarse llevar por los deseos de la multitud». Se dice que, cuando su oponente político, Tucídides, fue preguntado por el rey de Esparta, Arquídamo, quién era mejor luchador, si lo era él o Pericles, Tucídides respondió sin vacilar que Pericles, porque incluso cuando estaba derrotado era capaz de convencer a la audiencia de que había ganado.8 En cuestión de carácter, Pericles estaba por encima de cualquier reproche en los ojos de los historiadores antiguos, puesto que «se mantuvo incorruptible, aunque no era indiferente a la idea de ganar dinero».

Tucídides, un admirador de Pericles, mantiene que Atenas era «una democracia de nombre pero, de hecho, estaba gobernada por su primer ciudadano». A pesar de este comentario, el historiador ilustra lo que percibe como el carisma de Pericles para dirigir, convencer y, en ocasiones, manipular. Aunque Tucídides menciona la multa a Pericles, no menciona las acusaciones contra el político, sino que se centra en la integridad del personaje. Por otro lado, en uno de sus diálogos Platón rechaza la glorificación de Pericles y cita a Sócrates diciendo: «Hasta dónde yo sé, Pericles convirtió a los atenienses en gente perezosa, avariciosa y chismosa, al comenzar el sistema de pagos públicos».108 Plutarco menciona otras críticas sobre el liderazgo de Pericles: «Muchos otros dicen que la gente primero le siguió por las colocaciones de tierras públicas, los festivales y los pagos por servicios públicos, y por ello cayendo en malos hábitos, convirtiéndose en amantes del lujo por la influencia de sus medidas, en lugar de frugales y autosuficientes».

Tucídides argumenta que Pericles «no era arrastrado por el pueblo, sino que era él quién los guiaba».Su juicio no se discute (algunos críticos del siglo XX como Malcolm F. McGregor y John S. Morrison, proponen que podría haber sido una cara carismática actuando como abogado de las propuestas de sus consejeros, del propio pueblo. Según King, al incrementar el poder del pueblo, los atenienses se encontraron sin un buen líder autoritario. Durante la Guerra del Peloponeso, la dependencia de Pericles en el apoyo popular para gobernar resultó obvia.

Logros militares
Estas glorias pueden incurrir en la censura de los lentos y poco ambiciosos; pero en el corazón de energía despertarán la emulación, y esos que deben permanecer sin ellas las recordarán envidiosos. El odio y la impopularidad han caído en este momento sobre todos los que han aspirado a dirigir a otros.
Tercer discurso fúnebre de Pericles tal y como la recogió Tucídides (II, 64)

Durante más de 20 años Pericles dirigió numerosas expediciones, principalmente de carácter naval. Demostró ser muy cauteloso, y nunca se enzarzó por su propia iniciativa en alguna batalla que supusiese demasiada incertidumbre o peligro, y nunca accedió a los «vanos impulsos de los ciudadanos». Basó su política militar en el principio de Temístocles de que la predominancia de Atenas depende de su poderío naval, y creía que los peloponesos eran un pueblo prácticamente invencible en tierra firme. Pericles trató también de minimizar las ventajas de Esparta reconstruyendo las murallas de Atenas. De acuerdo a Josiah Ober, profesor de clásicos en la Universidad de Princeton, la estrategia de reconstruir las murallas alteró radicalmente el uso de la fuerza en las relaciones internacionales griegas.

Durante la Guerra del Peloponeso, Pericles inició una «gran estrategia» defensiva cuyo objetivo era el desgaste del enemigo y la preservación del status quo.De acuerdo a Platias y Koliopoulos, Atenas, en el papel de facción más fuerte, no necesitaba vencer a Esparta militarmente y «decidió evitar el plan espartano para vencer» evitando la confrontación directa (motivo por el cual urgió a los atenienses a no revocar el Decreto de Megara) y evitando tener que cubrir áreas demasiado extensas. Según Kagan, la insistencia en que no hubiera expediciones de diversión podría también haber surgido de la amarga experiencia en la campaña de Egipto, que había apoyado. Su estrategia se dice que fue «inherentemente impopular», pero Pericles consiguió persuadir al público para seguirla. Por esta razón Hans Delbrück dijo de él que había sido uno de los mayores políticos y líderes militares de la historia. Aunque sus compatriotas se involucraron en varias acciones agresivas poco después de su muerte, Platias y Koliopoulos argumentan que los atenienses se mantuvieron fieles a la estrategia fundamental de Pericles de tratar de preservar, no expandir, el imperio, y no la dejaron hasta la Expedición Siciliana. Por su parte, Ben X. de Wet concluye que su estrategia habría tenido éxito si hubiese vivido más tiempo.

Las críticas contrarias a su estrategia, sin embargo, han sido tan numerosas como las que las han apoyado. Una crítica muy común es que Pericles siempre fue mejor político y orador que estratega.Donald Kagan llamaba a su estrategia «una forma de pensamiento lleno de deseos que falló», mientras que Barry S. Strauss y Josiah Ober han llegado a decir que «como estratega era un desastre y merece una parte de la culpa por la gran derrota de Atenas». Kagan critica la estrategia en cuatro partes: primero, que rechazar pequeñas concesiones trajeron la guerra; segundo, que fue imprevisto por el enemigo y que por tanto no tenía credibilidad; tercero, que era demasiado débil para explotar cualquier oportunidad; y cuarto, que dependía de Pericles para su ejecución y que por ello estaba condenada a ser abandonada tras su muerte.Kagan estima el gasto de Pericles en su estrategia militar en alrededor de 2000 talentos anuales, y basándose en esta cifra concluye que solo habría tenido dinero para mantener la guerra durante tres años. Afirma que como Pericles debía saber esta limitación debió planear probablemente una guerra mucho más corta.Otros, como Donald W. Knight, concluyen que su estrategia era demasiado defensiva, y que no podía tener éxito.

En el otro lado, Platias y Koliopoulos rechazan estas críticas y subrayan que «los atenienses perdieron la guerra solo cuando revirtieron dramáticamente la gran estrategia de Pericles que explícitamente desaconsejaba más conquistas».Es una conclusión muy común la de que aquellos que le sucedieron no tuvieron su habilidad y su carácter.

Habilidades oratorias
Los modernos comentaristas de Tucídides todavía intentan resolver el problema de los discursos de Pericles, tratando de averiguar si las palabras pertenecen al personaje ateniense o al historiador. Dado que Pericles nunca escribió ni publicó sus discursos ningún historiador puede contestar a esta cuestión con seguridad. Tucídides recreó tres de sus discursos y, por ello, no se puede saber si añadió parte de sus propias nociones e ideas. Aunque Pericles era su fuente principal de inspiración, algunos historiadores han hecho hincapié en que el estilo idealista y apasionado de los discursos que Tucídides atribuye a Pericles está completamente en contra del propio estilo de escritura del historiador, frío y analítico. Esto podría, sin embargo, ser el resultado de la incorporación del género de retórica dentro del género de la historiografía, o, en otras palabras, Tucídides podría haber utilizado dos estilos distintos para dos propósitos distintos.

Kagan afirma que Pericles adoptó una forma elevada de oratoria, lejos de los trucos vulgares de los oradores para la muchedumbre y, según Diodoro de Sicilia, «sobresalió sobre todos sus compatriotas en capacidad oratoria». Según Plutarco, evitó utilizar mímica en sus discursos, al contrario que el apasionado Demóstenes, y siempre hablaba con calma y de forma tranquila. El biógrafo apunta que, en cambio, el poeta Ion de Chios informó de que el estilo de hablar de Pericles era «una forma presuntuosa y algo arrogante de dirigirse, y que en su arrogancia había una gran cantidad de desdén y falta de respeto por los demás». Gorgias, en el diálogo de Platón del mismo nombre, utiliza a Pericles como ejemplo de oratoria poderosa. En Menexeno, en cambio, Sócrates se burla de la fama oratoria de Pericles, diciendo irónicamente que puesto que el político fue educado por Aspasia, profesora de muchos oradores, debería ser superior en retórica que alguien educado por Antífono. También atribuye la autoría de la oración fúnebre a Aspasia y ataca la veneración que sus contemporáneos tenían a Pericles.

Los escritores de la antigua Grecia llaman a Pericles «Olímpico» en honor a sus talentos, y llevando las armas de Zeus en sus discursos.Según Quintilio, Pericles siempre se habría preparado para sus discursos y, antes de presentarse ante el público, habría rezado a los dioses para no emitir una palabra equivocada.Sir Richard C. Jebb concluye que «único como político ateniense, Pericles debió haber sido también único como orador; primero, porque ocupó una posición de importancia política que no había logrado ningún hombre antes que él; segundo, porque sus ideas y su moral le ganaron tanto renombre por su elocuencia que nadie jamás lo obtuvo de los atenienses».

 Legado
El legado más visible de Pericles se puede encontrar en los trabajos literarios y artísticos de su Edad de Oro, de los cuales muchos han sobrevivido hasta nuestros días. La Acrópolis, aunque en ruinas, todavía permanece como el símbolo de la Atenas moderna. Paparrigopoulos escribió que estas obras maestras eran «suficientes para hacer del nombre de Grecia algo inmortal en nuestro mundo».

En términos políticos, Victor L. Ehrenberg argumenta que el elemento básico del legado de Pericles es el imperialismo ateniense, que, exceptuando a la potencia gobernante, niega la verdadera democracia y las libertades al resto de estados. La promoción de un imperialismo tan arrogante se dice que arruinó a Atenas. Sin embargo, otros analistas subrayan un humanismo ateniense ilustrado por la Edad de Oro.La libertad de expresión se ve como un legado duradero de este período. Pericles es alabado como «el prototipo ideal de político perfecto en la antigua Grecia» y su Discurso fúnebre es hoy en día sinónimo de la lucha por la democracia participativa y el orgullo cívico.

Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Pericles
http://www.buscabiografias.com/bios/biografia/verDetalle/732/Pericles

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